Suecia empieza el «Phase-Out» nuclear

Suecia, la nación con más energía nuclear per cápita del mundo, comenzó a cerrar sus reactores a mediados del verano de 1991. Tres años después se procedió a cerrar un segundo reactor definitivamente. Ambos están ubicados en la región de Barsebäck, en el Sur. Es lo que se conoce como «phase-out» nuclear o «abandono progresivo».

La energía nuclear ha sido muy controvertida desde 1974, cuando el reactor Barsebäck-1 se puso en marcha, siendo los localizados en esta región los más cuestionados de los 12 existentes en Suecia. No sólo se encuentran cerca de la tercera ciudad más grande del país, Malmö, y de otras grandes ciudades, sino que pueden ser vistos desde la capital danesa, al otro lado del estrecho de Oresund.

La decisión de cerrar las 2 primeras plantas es fruto de un acuerdo entre los socialdemócratas gobernantes, el Partido de Centro (un pequeño partido «agrario»), el Partido de Izquierdas (excomunista, con un 13% en los sondeos electorales) y el Partido Verde.

El Partido Conservador se mostró radicalmente opuesto, junto con dos partidos derechistas de menor implantación, así como la Industria, que organizó una formidable campaña en contra, previa y posteriormente a la decisión. La mayoría de los sindicatos apoyaron el esfuerzo de la patronal para salvar la energía nuclear, supuestamente por temor a un mayor desempleo.

La victoria llegó casi por sorpresa para el movimiento ecologista, que llevaba luchando en esta dirección desde hacía 20 años.

Ya en 1976 Barsebäck se convirtió en el escenario central de la política, puesto que las elecciones las ganaron la coalición centro- derechista con una solemne promesa de su candidato a primer ministro (Partido de Centro) a no poner en marcha la central Barsebäck-2. Sin embargo el reactor se puso en marcha puntualmente. El Partido de Centro, que tenía un 25% de los votos en 1976, perdió mucha credibilidad y, consecuentemente, dos tercios de los votos.

En el referéndum de 1980, posterior al accidente de 1979 en Three Mile Island, los socialdemócratas no quisieron apoyar la misma opción que el Partido Conservador, así que el referéndum se basó en tres opciones: sí, no y «phase-out» con «sentido común ». Esta última opción, la de los socialdemócratas, obtuvo el 40% de los votos, un 0’4% más que la línea antinuclear, que demandó el cierre completo para 1990. Se puede interpretar que muchos más electores socialdemócratas hubieran votado no si no se hubiese prometido el cierre total para el año 2010.

En el momento del referéndum Suecia contaba con 6 reactores que producían algo menos de 4.000 MW. Hoy cuenta con 12 reactores, con 10.000 MW de potencia nuclear. Esta situación ha tenido lugar porque se han completado los reactores en fase de construcción y se permitió ampliar la capacidad de los reactores existentes.

La ambigüedad del mandato de referéndum nuclear (para siempre y “phase-out” para el año 2010) ha creado múltiples tensiones en el Partido Socialdemócrata y en la nación.

La industria nuclear ha logrado crear en diferentes ocasiones un conflicto político y desestabilizar al menos a dos Gobiernos. Esto se debe en gran parte a la estructura industrial de Suecia. Una industria con alta demanda en energía, liderada por la industria de pasta y papel, es políticamente muy poderosa y que cuando se sitúa del lado del sector energético normalmente gana.

En la actualidad, los sondeos dan un aumento de votos a los tres partidos antinucleares, mientras que el gobierno baja. La única forma para que los socialdemócratas pudieran ganar en 1998 es formando un bloque rojo-verde. De acuerdo con el acuerdo tripartito actual, Barsebäck va a ser reemplazado por energías renovables y un uso más eficiente de la energía, no por combustibles fósiles. Especialmente se pretende disminuir el uso de la calefacción eléctrica, de uso muy común en Suecia, para usar más madera como combustible para sistemas de «calefacción de distritos», que es un negocio creciente en Suecia. La «calefacción de distritos» también deberá producir más electricidad por cogeneración.

Las posibilidades técnicas apenas son cuestionables. Suecia tiene un consumo de electricidad per cápita tres veces superior al del resto de la Unión Europea, por lo que algunas centrales menos no harían demasiado daño. Suecia es un país de gran extensión, un 50-60% de su territorio está ocupado por bosques y existe un gran potencial para la energía eólica. El problema es que a no ser que no se cierren más centrales nucleares, no existirá un mercado para las renovables. Incluso después del cierre de Barsebäck, Suecia tiene 10 reactores que contribuyen en un 40-45% de la demanda eléctrica del país. Algunos de los reactores que permanecen en funcionamiento son bastante viejos y deberían cerrarse por razones comerciales en un plazo de 5 a 10 años, aproximadamente. Ahora bien, dichos cierres dependerán en gran parte de las posibles compensaciones.

Más información:

Fredrik Lundberg
Consultor y periodista medioambiental
Secretariado Sueco de ONGs de Lluvia Ácida
Tel: 46-8-644 63 44
Fax: 46-8-644 03 06

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