La industria del automóvil está inmersa en un proceso de cambio profundo frente a la obligada descarbonización del transporte. Con el fin de intentar dar repuesta a los desafíos a los que se enfrenta el sector de la automoción en España, desde ISTAS-CCOO hemos realizado un estudio que pretende esclarecer la magnitud de los cambios que ya se están produciendo y evaluar las repercusiones que conllevará en España en forma de amenazas y oportunidades.
La industria del automóvil está inmersa en un proceso de cambio profundo frente a la obligada descarbonización del transporte, la creciente digitalización de los vehículos y los cambios socioculturales y en las pautas de consumo de la sociedad. Lo que se materializa con la irrupción del vehículo eléctrico llamado a sustituir el vehículo con motor de combustión, el vehículo conectado, la conducción autónoma y las nuevas modalidades de uso del vehículo como el carsharing (flota de vehículos compartida por varios usuarios). Todo ello, conduce a un nuevo paradigma que genera incertidumbres para el futuro de la industria del automóvil. Tanto en lo que se refiere a la fabricación de vehículos como de equipos y componentes. Esta transformación es un reto y una oportunidad para fortalecer nuestro tejido productivo y con ello, conservar empleo y generar de nuevo.
Estos cambios profundos en el sector del automóvil van a afectar el empleo provocando una merma en las actividades relacionadas con la industria tradicional que será sustituidas por una creciente demanda de nuevos perfiles profesionales. Ya que el vehículo eléctrico y la automatización del proceso productivo demanda menos mano de obra. En consecuencia, la industria tendrá que gestionar una transición laboral larga, profunda y compleja, con repercusiones tanto en la tipología como en la cantidad del empleo. Con una importancia creciente de competencias tales como la programación de software y la ingeniería electrónica del vehículo, por poner solo dos ejemplos. Nuevas ocupaciones que ya están irrumpiendo con menor o mayor intensidad, muy probablemente arrinconaran otras con un papel muy destacado hasta ahora, basadas en la mecánica y la motorización del automóvil. Eso quiere decir que el sector seguirá creando muchas oportunidades de empleo, pero éste se deberá reorientar.
El objetivo debe ser que el cambio en el sector no sea traumático para los trabajadores y no comporte la pérdida del trabajo. Para ello, se debe planificar un programa de transición justa, mediante una alianza entre todos los agentes económicos y sociales, en la que participen las administraciones públicas, para así, potenciar la creación de nuevos puestos de trabajo para contrarrestar los que desaparezcan y asegurar que el empleo de calidad se mantenga. En esta tarea los sindicatos tienen un papel destacado para garantizar que esta evolución que se dará en el empleo sea, en todos los casos, favorable a los trabajadores.
Para lograr una transición justa es imprescindible hacer un esfuerzo intensivo en promover y adaptar la formación a las nuevas demandas de la industria de la automoción. La formación es la necesidad y la oportunidad para que el sector español tenga continuidad. Tanto en lo que se refiere a los trabajadores en activo como a las nuevas incorporaciones. Asimismo, la calidad y cualificación de la mano de obra puede representar una importante baza para atraer y retener actividad productiva en España.
Con el fin de intentar dar repuesta a los desafíos a los que se enfrenta el sector de la automoción en España desde ISTAS-CCOO hemos realizado un estudio que pretende esclarecer la magnitud de los cambios que ya se están produciendo y evaluar las repercusiones que conllevará en España en forma de amenazas y oportunidades. El estudio traza algunas líneas estratégicas en forma de propuestas para que el sector siga siendo una actividad productiva con un peso muy destacado en la economía y siga generado riqueza y empleo.
Los elementos estratégicos para el mantenimiento del sector de la automoción en el Estado español son:
Como hemos constatado el futuro de la industria automovilística pasa indefectiblemente por una apuesta firme, sin titubeos y sin demora por la electromovilidad, tal como nos marcan las políticas europeas y estatales y también por una creciente conciencia ciudadana. Aunque aún de manera incipiente esto ya está siendo una realidad contrastable.
En 2020 se ha producido un salto cualitativo muy remarcable en la fabricación de vehículos eléctricos podemos decir que ha sido el punto de inflexión, los cifras así lo demuestran. En 2019 salieron de nuestras plantas de fabricación un total de 28.714 vehículos, entre eléctricos puros, híbridos enchufables e híbridos no enchufables solo un 1% del total de los vehículos manufacturados en nuestras plantas. En cambio, en 2020 ya fueron 145.461 lo que significa que se han multiplicado por cinco y ya representan el 6% del total fabricado. Si bien, es cierto que se venía de cifras muy bajas este incremento es más meritorio, si tenemos en cuenta que en 2020 como consecuencia de la pandemia se han fabricado en total un 20% menos de vehículos que en 2019.
Con estas cifras podemos decir que la sustitución está en marcha y se está acelerando, la fabricación de vehículos de combustión está descendiendo. En este caso podemos afirmar que estamos haciendo los deberes y si se sigue con este ritmo de crecimiento en no muchos años podemos ver que el número de vehículos eléctricos fabricados alcancen y superen a los de motor térmico. Lo que sitúa nuestra industria en una mejor posición para competir en un mercado global donde la demanda de estos vehículos no para de crecer. No en vano el 86% de vehículos los vendimos al exterior principalmente y con gran diferencia al mercado europeo que es de los más exigentes en cuanto a la descarbonización del transporte. Esto es sinónimo de que el futuro de nuestra actividad productiva es alentador para consolidar y fortalecer el sector de la automoción.
Al unísono nuestra industria de componentes, que contribuye a generar una gran proporción del valor final de un vehículo, en gran medida está acometiendo los cambios necesarios para incorporar en su haber las nuevas demandas que imponen los retos del nuevo modelo hacía el que se dirige el sector de la automoción.
Nuestra tesis, es que estas transformaciones profundas son una oportunidad para incorporar y generar nuevo empleo en el sector en su sentido más amplio. Por eso durante el transcurso del estudio apuntamos algunos de los nuevos yacimientos de empleo que ya están irrumpiendo con la electrificación, la conectividad, el vehículo autónomo y los servicios de movilidad. Y que irán a más si el sector de la automoción es capaz de inducir, participar y protagonizar estos cambios.
Puedes acceder a la presentación del estudio y al estudio en este enlace