La crisis climática es uno de los principales retos de la humanidad. Si el calentamiento global supera los 2ºC, tal como viene alertando la comunidad científica, las consecuencias sobre la biodiversidad, la salud de las personas y los medios de subsistencia en todo el mundo serán potencialmente devastadores, suponiendo una amenaza para la propia vida en el planeta y para la civilización humana. Dada la magnitud del problema, se requiere del máximo esfuerzo e implicación por parte de todos los agentes sociales para abordar la transición ecológica. Entrevistamos al secretario general de CCOO, Unai Sordo.
¿Cómo se posiciona el sindicato ante la crisis climática?
Para CCOO, la lucha contra el cambio climático está en nuestra agenda de trabajo y tenemos la voluntad de participar e impulsar distintas iniciativas encaminadas a fomentar los cambios necesarios para afrontar esta crisis climática. Somos firmes defensores del diálogo social como un elemento clave para el desarrollo democrático y para disputar el reparto de la riqueza. Así pues, tenemos el compromiso de situar la crisis ecológica y la transición ecológica en un espacio destacable en nuestra agenda política.
La comunidad científica internacional, encabezada por los expertos de la ONU, coinciden en que estamos ante el mayor reto al que se enfrenta la humanidad y también coinciden en que está ocasionada en gran medida por nuestro modelo productivo y de crecimiento basado, principalmente, en la extracción de recursos naturales sin tener en cuenta los límites biofísicos del planeta. Esto supone que, en un futuro inmediato, los centros de trabajo tendrán que ir adaptándose a la nueva situación. En este contexto, el sindicato tiene que situar la adaptación ecológica en el centro de su acción sindical en las empresas y tomar iniciativas para gobernar los cambios.
En el sindicalismo de clase como espacio común de las trabajadoras y trabajadores para defender sus intereses colectivos, ¿qué papel debe ocupar las reivindicaciones ambientales?
Las reivindicaciones ambientales, que no son más que las reivindicaciones de nuestro futuro, deben ocupar un papel destacable en el sindicalismo de clase. Éstas deben formar parte de la agenda del sindicato y no sólo en la agenda pública sino en la agenda interna, ser un elemento más de debate en nuestros actos y reuniones orgánicas.
El sindicato como instrumento para la defensa de las trabajadoras y trabajadores, ¿ve la transición ecológica como un riesgo o una oportunidad?
La transición ecológica es un debate complicado de abordar en nuestra organización. Somos conscientes de que sectores de la sociedad y territorios pueden verse damnificados por este escenario. Por ello, estas políticas de cambio deben ir acompañadas de una planificación previa, de apoyo social y alternativas reales que eviten que colectivos de personas y zonas se vean afectadas.
Pero más que verlo como un riesgo o una oportunidad, la transición ecológica es una necesidad y esa necesidad debemos convertirla en oportunidad. Es una oportunidad de crear nuevos empleos en sectores más sostenibles y tenemos la responsabilidad de que todas las trabajadores y trabajadores puedan acceder a ello. Es necesaria su participación y su implicación en los nuevos procesos de producción con criterios de equidad, pues la transición ecológica no puede ser viable si no se hace con criterios de Transición Justa, es decir con criterios de justicia social e igualdad.
Si el centro de trabajo es el espacio esencial para la adaptación ecológica, ¿se debe impulsar la figura de la delegada o delegado de medio ambiente?
Nuestro modelo de relaciones laborales debe tener una transformación derivada de los cambios del modelo productivo y la nueva realidad del mundo del trabajo y en esa transformación las reivindicaciones ambientales deben tener un papel relevante. En este contexto creemos necesario el reconocimiento legal de la delegada y delegado de medio ambiente y su plasmación en la empresa.
Lo mismo que disputamos en las empresas un reparto justo de la plusvalía o las medidas de seguridad y salud laboral en el trabajo, los temas medioambientales deben estar en el centro de nuestra acción sindical, pues son temas tangibles que tienen relación directa con nuestra salud y calidad de vida.
También es importante potenciar la inclusión de temas medioambientales mediante la negociación colectiva, la principal herramienta de la clase trabajadora, así como reforzar la formación sindical en esta materia.
CCOO fue la primera organización sindical europea que asumió la idea de la transición justa como fórmula para paliar los impactos laborales de la transición ecológica, ¿qué propone CCOO para impulsar esta transición?
Para CCOO la transición energética y ecológica debe ser realizada con criterios de justicia social donde se tenga en cuenta a trabajadoras y trabajadores y los territorios afectados por el declive de los sectores industriales, es decir, debe ser una transición justa que no deje a nadie atrás.
Impulsar esta transición requiere incidir en cuatro aspectos fundamentales: establecer medidas de protección social a las trabajadoras y trabajadores afectados por este proceso, aportar alternativas reales y creíbles para las personas y territorios afectados, la necesidad de tener una planificación previa, esto tiene que ver con tener un compromiso político claro, a medio y largo plazo, y por último constituir un organismo que controle y garantice que los proyectos y los fondos económicos destinados para una transición justa sean utilizados con transparencia de manera eficaz y eficiente.
Madrid acogerá la COP25 como consecuencia de la crisis política y social de Chile, ¿qué mensajes lanzarías a los jefes de Estado y políticos que nos van a visitar los próximos días?
Debemos ser conscientes de la responsabilidad moral y compartida que tenemos todos los agentes de la sociedad en la lucha contra el cambio climático.
Los gobiernos, como representantes legítimos de las sociedades democráticas, deben situarse al frente de este reto ambiental. Deben tener un fuerte compromiso, priorizar esta lucha en su agenda y plasmarlo en acciones concretas.
Hacemos un llamamiento alto y claro a las propuestas y a la acción por parte de los gobiernos, les exigimos que tomen medidas más ambiciosas, efectivas y de inmediata rapidez para frenar el cambio climático. Y que dejen atrás la inacción y actitudes negacionistas. También, es fundamental incluir criterios de obligatoriedad en los compromisos para garantizar la corresponsabilidad de todos los estados con los objetivos climáticos, en base a los principios de responsabilidades comunes, pero diferenciados según sus posibilidades.