Pablo Frutos. Secretaria Confederal de Medio Ambiente y Movilidad
En España el transporte es uno de los sectores que más contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero según el informe elaborado por CCOO. Ante esta realidad, se debe plantear de qué manera el vehículo eléctrico puede influir en su reducción.
CCOO ha participado en el estudio de Cambridge Econometris y Element Energy, en el que se analizan algunos aspectos que ayudan a entender el papel que debe jugar el vehículo eléctrico en la disminución de las emisiones contaminantes.
Uno de los elementos clave en el estudio para la transición al vehículo eléctrico es la inversión en infraestructuras para la instalación de puntos de recarga eléctrica. Hasta 2030 el estudio considera que son necesarios 3.946 millones de € en puntos de recarga. De esa cantidad, 2.428 se deberían destinar en el mismo periodo para la creación de una red de carga pública de cargadores rápidos y lentos.
En el cálculo de la inversión se ha considerado la instalación de un poste de recarga por cada vehículo en zonas residenciales o en centros de trabajo. En el caso de zonas urbanas se instalarán dos postes de recarga por cada 10 vehículos y en las autovías sería de un poste por cada 500 vehículos...
Otro asunto que se aborda en el citado estudio es si la atención a la nueva demanda de electricidad para el uso del coche eléctrico puede tener una incidencia negativa en el suministro de electricidad a hogares, industria, etc. El estudio identifica que para el año 2030 la mitad de los vehículos nuevos serán, híbrido, híbridos enchufables, eléctricos puros y de hidrógeno, lo que significa que la transición del vehículo de combustión a eléctrico puro será un cambio que permitirá dar soluciones al desarrollo de la movilidad sostenible.
La apuesta en investigación, desarrollo e innovación para mejorar las prestaciones de las baterías para vehículos eléctricos es innegable. Se ha pasado de baterías grandes, pesadas y con poca capacidad de autonomía a baterías más ligeras y con mayor eficiencia, a lo que hay que sumar la posibilidad de que las baterías puedan revertir a la red eléctrica la energía no utilizada.
Con relación al apartado anterior la reversión de la energía no utilizada a la red es una oportunidad para el desarrollo de las energías limpias, ya que la energía tanto proveniente de la solar o eólica podría revertirse por la noche a la red.
Las emisiones de CO2 de los coches se reducirían un 27,8% en 2030, y hasta un 91,6% en 2050. Este beneficio ambiental iría acompañado al mismo tiempo de una reducción en las emisiones tanto de partículas como de óxidos de nitrógeno de un 89% a mediados de siglo.
El uso del vehículo eléctrico, sin lugar a dudas, además de reducir las emisiones también reduciría la factura en la compra de petróleo, mejorando la balanza comercial.
Depender en menor medida del petróleo como combustible para el coche de combustión llevaría a una reducción de los ingresos del estado a través de los impuestos al combustible. La pérdida de dichos impuestos sería sustituida por un mayor ahorro en el gasto sanitario y farmacéutico (asma, bronquitis, edema pulmonar, irritación en los ojos y otras), bajas laborales, muertes prematuras y costes sociales; ahorros que se producirían derivados de una mejor calidad del aire.
El proceso de cambio de un vehículo de combustión a eléctrico tendría sus efectos en el empleo en la industria del automóvil. Si bien en la fabricación del automóvil se puede dar un retroceso en el empleo, en otros sectores como la producción e instalación de infraestructuras de recarga, equipamiento eléctrico y otras manufacturas y nuevos servicios; se requerirá más personal. Se estima la necesidad de 23.185 trabajadoras y trabajadores en estos nuevo sectores.
En todo este proceso de transición del vehículo de combustión a eléctrico, la defensa del empleo debe tener un marco de diálogo social permanente que contemple todos los impactos (empleo en la industria auxiliar, formación, salarios y cambios tecnológicos, entre otros) que pueda tener sobre éste el nuevo contexto de una movilidad sostenible basada en el uso de energías limpias.. Cualquier proceso que no contemple dicho diálogo provocará un conflicto permanente que dificultará enormemente el cambio al modelo de movilidad sostenible.
En definitiva, el estudio pretende demostrar que mejorar la eficiencia de los turismos y el mayor uso de vehículos cero emisiones (eléctricos y de hidrógeno) contribuyen a reducir de manera considerable las emisiones de CO2 y los contaminantes del aire, lo que al mismo tiempo tiene impactos positivos sobre la el medio ambiente, la salud, la economía y el empleo.