En primer lugar me gustaría transmitir un saludo a todas y todos los lectores de Daphnia como secretario confederal de medio ambiente y movilidad. Es para mí una gran responsabilidad dirigir una secretaría donde nuestra organización, por su trabajo, siempre ha sido una referencia tanto a nivel nacional como internacional. El lugar que ocupa CCOO en la defensa del medio ambiente no es casual, es el resultado de la fuerte convicción de nuestras Comisiones Obreras de ser garante del medio ambiente, un valor que se recoge en nuestros estatutos confederales, que se ha ido actualizando en las ponencias congresuales y que se ha visto respaldado políticamente mediante la creación de una secretaría en 1996 y la puesta en marcha de valiosos instrumentos técnico-sindicales como ISTAS.
En la actualidad nuestro principal reto es enfrentarnos a las consecuencias del cambio climático. Nuestra sociedad y país ya debería estar actuando, si de verdad queremos salvaguardar unos ecosistemas que se han conservado desde hace miles de años pero que se han visto severamente agredidos con el desarrollo industrial y nuestra forma de vida de los últimos dos siglos. El voraz desarrollo económico liberal nos aboca a la producción compulsiva y sin reglas ignorando, cuando no despreciando, las graves consecuencias para las personas y la ecología del planeta. Consecuencias que son manifiestas en el aumento de la temperatura, alteración de las estaciones, sequias y precipitaciones extremas, aumento de los incendios forestales, deshielo, plagas, etc. Hechos irrefutables que necesitan una reacción para adoptar medidas que frenen el cambio climático como las que se incluyen en las resoluciones tanto de la Confederación Sindical Internacional como de la Confederación Europea de Sindicatos. Situación que ha llevado a los países a adquirir compromisos como el Acuerdo de la COP21 de Paris o los acuerdos del Consejo Europeo de 2014 donde se estableció el marco político de energía y clima que pretendía y pretende, que todos los países de la Unión Europea incluyesen políticas y legislaciones orientadas a disminuir las emisiones de CO2 con el objetivo de marcar el camino para la descarbonización y evitar que la temperatura media aumente por encima de los 2º en el 2100.
Sin duda, en este contexto de intervención hay que comenzar por el sector energético que representa el 40% de las emisiones directas. Para desarrollar la transición se debe aumentar considerablemente el peso de las energías renovables en el mix energético, la generación distribuida y el autoconsumo. Así lo hemos reclamado en la Comisión de Expertos sobre escenarios de transición energética en la que hemos participado durante varios meses y que a pesar de considerar insuficientes alguno de los planteamientos recogidos en su texto, en todos los escenarios planeados en el informe que se envió al Gobierno, se recoge una importante disminución de combustibles fósiles junto con una alta penetración de energías renovables.
Este sector estratégico, en manos de cinco grandes empresas, debe abordar de manera decidida una transición de fuentes de energía asegurando la calidad y la seguridad de suministro, un precio asequible y una transición justa para los trabajadores y comarcas afectadas. Este concepto de transición justa lleva décadas siendo abanderado por CCOO, será un concepto protagonista en la acción sindical de los próximos meses y fue objeto de una ponencia, por nuestro representante, en el grupo de expertos pero sólo fue recogida en el texto final formalmente y no con la claridad y concreción que plantea nuestro documento. Esta es una de las causas de la abstención del experto de CCOO al documento definitivo. Más allá, hay otros contenidos que recoge el informe que nos parecen insuficientemente tratados como los referidos al sector del transporte y la movilidad, teniendo en cuenta su importancia en la emisión de CO2 y otros contaminantes atmosféricos. Se debería haber recogido una evaluación técnica mucho más completa del sector de transporte, que emite en el 25% de las emisiones brutas de CO2 y haber elevado una batería de propuestas con orientaciones políticas mucho más exhaustivas, en línea con políticas europeas que se están aplicando en el sector. Otra razón de nuestra abstención al informe definitivo es no haber abordado suficientemente la hipótesis de prescindir de la generación nuclear, a medida que se fuese cumpliendo su ciclo de vida útil programada de 40 años. Hecho que se producirá para todas las centrales nucleares actualmente en funcionamiento en la próxima década.
Sin duda, la transición energética va a iniciar un camino de cambios inaplazables para intentar alcanzar un desarrollo más sostenible, otro próximo hito importante es la implementación en los procesos productivos de la economía circular. El actual modelo es un insaciable consumidor de recursos naturales que una vez transformados y consumidos se convierten en residuos, generalmente destinados a vertederos. El modelo lineal y abierto debe acabarse y transformarse en un modelo circular y cerrado, donde los productos desde su concepción sean diseñados para que una vez utilizados puedan ser reutilizados o destinados para su transformación en otros nuevos.
En este momento está en proceso de información pública el borrador de Estrategia Española de Economía Circular donde la Confederación Sindical de CCOO ha requerido que se incorpore el concepto de producción limpia en la economía circular y que se incentive para que los trabajadores y trabajadoras sean actores de la economía circular en el seno de las empresas.
Estos, junto con otros temas, van a ser ejes prioritarios del trabajo sindical en medio ambiente durante los próximos años donde debemos ir preparando a la organización para afrontar los procesos de transformación de manera solvente tanto en el ámbito institucional como de empresa. Espacios donde tendremos que negociar para que los impactos de estos cambios afecten lo menos posible al empleo, se faciliten los cambios tecnológicos y se mantenga la actividad en los sectores y comarcas afectadas. La participación sindical en el camino hacia una economía baja en carbono y sostenible es determinante para asegurar que sea eficaz y justa.
Pero especialmente, allí donde Comisiones Obreras debe liderar el trabajo medioambiental es en la empresa, integrándolo en la dinámica de acción sindical del centro de trabajo como un elemento de identidad y corresponsabilidad. En primer lugar con los trabajadores ya que muchas de las actividades que repercuten negativamente en el medioambiente también son dañinas para los trabajadores, y y en segundo lugar porque es necesario para motivar cambios en las empresas que las sitúen en mejor posición de competencia frente a otras y por supuesto, para disminuir la huella medioambiental, para esta y próximas generaciones, que pueda acarrear cada empresa.
El reto de proyectar el trabajo mediomediambiental en las empresas requiere de una estrategia sindical participada por todas las organizaciones de CCOO con el objetivo de facilitar información, formación y las herramientas necesarias a nuestros representantes que posibiliten dicha intervención. Responder a preguntas en los centros de trabajo: ¿Qué hacemos?, ¿Cómo lo hacemos?, ¿Con que lo hacemos?, ¿Qué impacto ambiental ocasionamos?, ¿Qué podemos hacer para mejorar?....son cuestiones que debemos trasladar a nuestros representantes con el objetivo de ser garantes de la mejora ambiental en las empresas. Orientar en aspectos como eficiencia energética, gestión de agua y residuos, sistemas de gestión ambiental, movilidad al trabajo, compras verdes,etc pueden facilitar la intervención sindical, en el día a día de la gestión medio ambiental y situar a CCOO en la convicción de que además de reivindicar, nuestro trabajo supone implicarse permanentemente en las empresas para mejorar las condiciones de trabajo y del medio ambiente.