Angel Muñoa
El último Consejo Nacional del Agua ha aprobado los informes preceptivos para que el Consejo de Ministros dé el visto bueno a la totalidad de los Planes de Cuenca de las 27 demarcaciones presentes en el Estado español. Con ello se cierra el segundo ciclo de planificación hidrológica que corresponde al periodo 2015-2021 y el Estado español pone fin al retraso acumulado desde 2009 y se pone al día en cuanto al cumplimiento del calendario de planificación hidrológica establecido en la Directiva Marco del Agua.
En conjunto, aunque han sido aprobados con amplia mayoría, en proceso ha puesto de manifiesto una fractura entre la comunidad hídrica tradicional (regantes, hidroeléctricas y otros políticos y usuarios habitualmente ligados con estos) y el gobierno a causa, fundamentalmente, del cumplimiento de los objetivos ambientales, en especial los caudales ecológicos, las reservas naturales fluviales y las áreas y zonas de protección que establece la normativa. En varias ocasiones ha sido necesaria la intervención de FENACORE, la Federación Nacional de Comunidades de Regantes, eterna y fiel aliada de cualquier gobierno de la derecha, para reconducir los votos negativos y las abstenciones que se han producido en las cuencas, como es el caso de la del Tajo. Las hidroeléctricas, UNESA y CEOE se han abstenido o votado en contra también en ciertos planes en defensa de sus intereses económicos afectados, según ellos, por la imposibilidad de caudal suficiente para turbinar. Conviene recordar que las centrales hidroeléctricas, ya amortizadas, generan pingües beneficios.
El rechazo general a todos los planes ha sido la pauta de las organizaciones ecologistas. Las razones de esta posición se centran en la insuficiencia de los objetivos ambientales, el escaso interés por definir con rigor caudales ecológicos y el mantenimiento de una política convencional de infraestructuras.
CCOO comparte una parte importante de estas críticas pero hemos optado por la abstención en casi todas las oportunidades salvo en los planes del Tajo (por el tratamiento que se da al trasvase Tajo-Segura) y en el del Júcar. Este posicionamiento se ha fundamentado en:
En definitiva, ha sido un cierre en falso del proceso de planificación urgido el gobierno por el calendario previsto por Bruselas y por la elecciones generales que traen vientos de cambio y ha llevado al gobierno ha asegurar el voto agrario. Los planes aprobados no suponen un avance en una gestión racional y sostenible de los recursos hídricos y quedará pendiente para el próximo ciclo 2021-2027.
Angel Muñoa, secretario de energía de CCOO y representante suplente de CS CCOO en el Consejo Nacional del Agua