Daniel Martínez: “Los delegados sindicales de medio ambiente son un salto estratégico hacia la sostenibilidad”

Daniel Martínez, Responsable del Sector Químico de la Federación de Industria de CCOO.

Antonio Ferrer
El nuevo Convenio General de la Industria Química recoge, a propuesta de CCOO, algunas novedades en relación a la figura del Delegado de Medio Ambiente (DMA), concretamente la formalización de un acta de designación del DMA y la creación de un Registro de DMA a efectos de conocer mejor quiénes están trabajando en las empresas con el objetivo de la sostenibilidad.

El nuevo Convenio General de la Industria Química recoge, a propuesta de CCOO, algunas novedades en relación a la figura del Delegado de Medio Ambiente (DMA), concretamente la formalización de un acta de designación del DMA y la creación de un Registro de DMA a efectos de conocer mejor quiénes están trabajando en las empresas con el objetivo de la sostenibilidad.Daniel Martínez nos lo explica en esta entrevista.

¿Cuál es la valoración que CCOO de Industria hace al respecto?

Es un paso irreversible hacia la visualización de los Delegados de Medio Ambiente y su posterior reconocimiento en la legislación laboral. Sabemos que en España hay ya miles de DMA en diferentes sectores y en muchas de las grandes empresas pero no tenemos una visión pormenorizada de dónde están, de manera que podamos abordar su proceso formativo y su intervención en la mejora del compromiso medioambiental de las empresas de una manera ordenada y planificada. Estamos, por tanto, ante un salto estratégico del movimiento sindical en el objetivo de la sostenibilidad.

¿Cuáles son los retos que os marcáis en relación a los DMA?

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El Convenio General de la Industria Química viene siendo un referente mundial de los temas medioambientales en la negociación colectiva. Sin DMA no hay acción medioambiental en el centro de trabajo y el sindicalismo se queda inerme ante la intervención de otros agentes: empresa, ecologistas y Administración. CCOO de Industria tiene un compromiso firme con la sostenibilidad ambiental y la minimizacion de insumos como ejes básicos de responsabilidad ínter generacional y competitividad empresarial. Ambos factores van íntimamente unidos. Por ello, en el sector químico, buscaremos la generalización de su figura y la sistematización de su presencia para garantizar su formación y una acción sindical responsable.

¿Qué papel juega la formación ambiental en el desarrollo de las funciones de los DMA?

Es determinante. El sindicalismo debe superar el estadio de discursos generalistas sobre el medio ambiente. Tenemos la responsabilidad de intervenir allí donde trabajamos y para ser eficaces tenemos que tener DMA formados y capaces de conocer y saber interpretar la realidad ambiental de su empresa como garantía de viabilidad de la misma. Sin DMA no hay intervención sindical pero sin formación no hay intervención responsable.

La figura del DMA tiene implantación en ciertos sectores industriales, en particular en aquellos con un potencial contaminante más notable. ¿Es extrapolable la reivindicación de esta figura entre la representación de los trabajadores y trabajadoras del resto de sectores de actividad?

El DMA surge como una reacción sectorial en la química española hace ya doce años. Como reacción a la mala imagen que la misma tenía en la sociedad española. Hoy esta percepción ha variado tanto que la industria química se encuentra entre los niveles de aceptación social más altos de las actividades industriales. La relación entre los DMA y este hecho son evidentes.No debería de existir ni un solo convenio sin cláusula medioambiental ni ninguna plataforma de negociación colectiva sin contemplar la reivindicación del DMA.

De cara a extender esta experiencia a otros sectores¿qué conclusiones se pueden extraer del ejemplo de la negociación llevada a cabo en el marco del Convenio General de la Industria Química?

El Convenio General de la Industria Química ilustra, de manera privilegiada, más allá de las diferencias obvias entre patronal y sindicato, la voluntad de diseñar políticas comunes de anticipación al cambio y los DMA son un ejemplo paradigmático de ello. Pero con anterioridad a su consecución hay mucha tecnología social previa y un liderazgo sindical fuerte.

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