La productividad forestal de nuestros bosques, en la que influyen el clima y suelo propios de estas latitudes, es la envidia de los países tradicionalmente forestales europeos. Estos factores influyen en la buena calidad, en la diversidad de productos, así como en su potencialidad.
Los inventarios forestales nos dicen que aumenta la superficie y los productos que contiene la masa boscosa española. Importamos petróleo o gas para calefacciones y producción energética cuando tenemos combustible renovable, nacional, local, a precio competitivo en nuestros montes. Utilizamos resinas sintéticas de un petróleo que no tenemos cuando nuestros montes resineros están prácticamente abandonados. La producción vinícola es excelente y por ello es un producto que exportamos y vemos con preocupación que empieza a embotellarse con tapones de plástico, cuando nuestros alcornocales y la producción de corcho a ellos inherente, pueden suministrarnos una característica diferenciadora y de calidad que otros países productores de vino no tienen. Los sectores del papel, el mueble, los tableros, etc., tienen que importar la materia prima de los bosques de otros lugares del mundo, con la pérdida de competitividad que conlleva el coste del transporte, la inestabilidad del aprovisionamiento y la duda sobre la sostenibilidad social, ambiental y económica de los aprovechamientos en esos terceros países donde la deforestación es uno de los problemas a los cuales debemos enfrentarnos de forma global.
Sin embargo, nuestra sociedad y las instituciones que la conforman (con sus políticos a la cabeza…..), no se ha percatado de este yacimiento de riqueza y, por ampliación, de empleo. Esta inexplicable no gestión y abandono de los montes, unido a los efectos que provoca el fenómeno del cambio climático, no hace más que contribuir a que los incendios forestales puedan ser cada vez más graves e incontrolables. Es decir, perdemos dos veces, primero por no aprovechar los productos que generosamente nos brinda la naturaleza, y segundo, por los daños y costes que suponen, año tras año, la lucha contra los incendios forestales.
El sector forestal a día de hoy
El sector forestal se caracteriza por un entramado de pequeñas y medianas empresas, algunas de las cuales combinan los trabajos forestales con otros sectores, desde el agrario hasta la jardinería, pasando por la limpieza y la construcción. Hoy por hoy en estas empresas trabajan aproximadamente 30 mil personas, mayoritariamente hombres. Si nos atenemos a los datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el volumen del trabajo alegal, por no decir ilegal, en el sector lo podemos observar en esta casuística: una de cada cuatro personas que manifiesta trabajar en el sector forestal, según las encuestas del INE, no está adscrito a ningún régimen de la Seguridad social.
Los trabajos forestales son unos de los más peligrosos y peor remunerados en nuestro país. La formación y la prevención de riesgos laborales son aún muy deficientes. La accidentalidad reconocida por las instituciones públicas en los trabajadores forestales fue de 15.256,8 accidentes/100.000 trabajadores, 8 veces más que el agrario, sólo aventajado por la minería del carbón.
En 2010, 1 de cada 7 trabajadores tuvo un accidente con baja, frente 1 de cada 50 de la media nacional. En accidentes con muertes en el trabajador, la media nacional es de uno por cada mil, frente a la división forestal que duplica ampliamente esa cifra.
El sector forestal puede generar 50.000 empleos de calidad
CCOO realizó un estudio en el año 2012 para analizar la problemática actual de nuestros montes y el empleo en ellos, examinar las muchas y distintas posibilidades y yacimientos de empleo y recursos económicos, y realizar unas propuestas que nuestros políticos puedan tomar para salir de esta crisis económica, social y ambiental.
Del informe se desprende que se pueden generar 50.000 empleos en 10 años, así como la obtención de productos forestales que pueden, si no sustituir, si aminorar el uso de los derivados del petróleo que tanto desequilibran nuestra balanza comercial con el exterior, y que deben ser la base de un nuevo modelo productivo.
Empleos que tienen la derivada de contribuir al asentamiento de las poblaciones rurales y a dotar de oportunidades a futuro para el desarrollo socio-económico de la gente que vive en los pueblos, ya de por sí castigados por el deterioro de los servicios públicos de calidad, a los cuales tienen el mismo derecho que las personas que viven en las urbes.
El presupuesto necesario consiste en aportar otros 727 millones de euros de los presupuestos que ya se destinaban al sector en el 2008. Un presupuesto que si comparamos, es el coste de 121 kilómetros de autovía o 90 kilómetros de AVE, o un porcentaje irrisorio de lo que nos ha costado rescatar a los bancos, o una mínima parte de los 10.000 millones que el ministerio de defensa pretende invertir en armamento los próximos años.
Las inversiones en lo forestal, comparadas con otros sectores, tienen un mayor impacto sobre el empleo (de 4 a 7 veces más empleo) al ser un sector muy intensivo en mano de obra, así como un mayor retorno anual a las arcas públicas (50 % frente al 32 % de una inversión en infraestructuras). Por ejemplo, comparando con una autovía:
En relación a los subsectores, la biomasa, el aprovechamiento maderero tradicional y la resina, serían los mejores yacimientos de empleo. No se han estimado otros posibles empleos en otras actividades como la recolección de setas, frutos y plantas silvestres, la caza, etc.
La FSC-CCOO manifiesta que, junto a las medidas de apoyo presupuestario, se debe promover una mejora de las condiciones de trabajo de las personas del sector forestal, pues actualmente la alta accidentalidad laboral y la temporalidad hace que sean empleos escasamente atractivos.
Más información en el estudio completo:
http://www.ccoo.es/csccoo/menu.do?Informacion:Noticias:418612