Europa está en crisis en muchos frentes y cada uno representa un desafío fundamental para los sindicatos y sus miembros. Veinticinco millones de personas están sin trabajo en la UE.
Los trabajadores están pagando por la crisis bancaria con profundos recortes en puestos de trabajo, los salarios y los servicios públicos. La mitad de los jóvenes españoles o griegos están en paro y en la UE se amplía la brecha entre ricos y pobres. Es una Europa más desigual y dividida. El aumento de la pobreza energética (incapacidad de los hogares para satisfacer el mínimo de necesidades de energía) es sólo una dimensión de las desigualdades crecientes a las que nos enfrentamos. Además, la incertidumbre económica desvía la atención del medio ambiente y el cambio climático, en un momento en el hemos sobrepasado los límites del planeta en cuanto al consumo de energía y los recursos naturales. Nuestro sistema financiero ha quebrado y es incapaz de aportar la inversión necesaria para hacer frente a los retos a los que nos enfrentamos a largo plazo, el cambio climático y el agotamiento de los recursos, que la ONU estima en al menos el 2% del PIB mundial. En la medida en que la salida a la crisis está lejos y que la mayoría de los trabajadores temen por sus trabajos y por un empeoramiento en sus condiciones de trabajo, hay quien se pregunta: ¿es este el momento correcto para los sindicatos para promover una transición hacia una economía baja en carbono, lo que podría crear aún más incertidumbre?
Nuestra respuesta es clara: para salir de esta crisis de una manera sostenible y crear puestos de trabajo verdes tenemos que abordar ahora el reto del cambio climático. No podemos ignorarlo y esperar a que llegue un periodo económico más satisfactorio. El cambio climático es un hecho científico.
Las condiciones climáticas extremas que hemos vivido recientemente son cada vez más habituales. Los sondeos de opinión muestran que la mayoría de europeos consideran al calentamiento global como uno de los problemas más graves del mundo, por los efectos que tiene en la pérdida de la biodiversidad y el recrudecimiento de los fenómenos meteorológicos extremos. El cambio climático representa una amenaza a la paz mundial ya que los recursos y la energía serán cada vez más caros y un motivo de conflicto. Sin embargo, el dramático desafío del cambio climático abre también una posibilidad real para una recuperación económica sostenible, con crecimiento, inversión y creación de empleo y formación. ¡Podemos conseguir un nuevo acuerdo para Europa basado en la sostenibilidad!
En nuestro Congreso en Atenas, en mayo de 2011, la Confederación Europea de Sindicatos (CES) adoptó una posición clara: “Tenemos que cambiar nuestro modelo de desarrollo. Tenemos que avanzar hacia una mayor eficiencia energética y de recursos, hacia una transición y un cambio de paradigma. No sólo por razones éticas sino para garantizar nuestra supervivencia social, ecológica y económica”. Como sindicalistas reconocemos que tenemos el deber de ser parte de la solución. Ésta ha sido mi tarea durante el último año y medio, encontrar la forma de impulsar la agenda de la sostenibilidad en todos los niveles.
Estamos demostrando que hay alternativas a la recesión y a la austeridad. Estamos construyendo las vías necesarias para que los trabajadores y sus representantes actúen e intervengan en una recuperación sostenible. Un ejemplo de este proceso es el activismo sindical a nivel local, con la creación de puestos de trabajo verdes en Europa. Los trabajadores de oficinas, acerías, hospitales, escuelas y transporte han intervenido para conseguir que los lugares de trabajo sean más sostenibles y verdes. Han actuado localmente, pero pensando globalmente.
El que los sindicatos estemos comprometidos con el desarrollo sostenible significa que debemos cambiar la forma de producir y consumir bienes y servicios, conservar los recursos, trabajar con una lógica diferente y evitar la destrucción de los ecosistemas vitales que nos aportan los mares y los bosques. Significa encontrar con urgencia alternativas a los combustibles fósiles –petróleo, gas, carbón–. Necesitamos invertir en nuevas tecnologías y en los puestos de trabajo y en la formación asociada –energía solar y eólica, vehículos eléctricos y ferrocarril, captura y almacenamiento de las emisiones de carbono, ahorro de energía en casa y en el trabajo–. El sistema energético y de eficiencia que necesitamos para afrontar el cambio climático y no traspasr los límites del planeta implica que debemos impulsar nuevos modelos, una economía circular basada en el diseño de productos que pueden ser reciclados o reutilizados al final de su vida. La reducción del consumo de materiales y de energía, el aumento del reciclado y la reutilización de residuos como materia prima, son todos ellos nuevos yacimientos de creación de empleo.
Un cambio fundamental y necesario de esta magnitud exige que los sindicatos desempeñan un papel activo. Emprendimos el camino de la salud y la seguridad del trabajador y la regulación ambiental en el pasado y debemos continuar este legado para defender nuestro bienestar en el futuro.
Nuestro reto consiste en aprovechar al máximo el potencial de creación y la cohesión social de los trabajadores y de sus familias y evitar al mismo tiempo las consecuencias negativas donde quiera que surjan. Siempre hemos defendido una transición justa en el camino hacia el modelo energético y de eficiencia en los recursos que necesitamos.
La transición justa se basa en cinco pilares:
Debemos mostrar la importancia que tiene el desarrollo sostenible –con un entorno financiero que busque el bien común, con un crecimiento respetuoso con el medio ambiente– y cómo la transición justa puede ser el camino a seguir. Tenemos ya muchas de las herramientas, contamos con ejemplos de buenas prácticas en los lugares de trabajo, estamos impulsando los derechos y las políticas que necesitamos para alcanzar las metas que deseamos alcanzar.
Ahora es el momento adecuado para que los sindicatos levanten su voz. Tenemos que ayudar a los sindicalistas a encontrar fórmulas que les permitan abordar el desarrollo sostenible en sus propias industrias y centros de trabajo, demostrar el valor que tienen los trabajadores en este proceso. Ya sea a través de las inciativas sindicales o de la negociación colectiva, espero que nuestros esfuerzos inspiren y ayuden a los representantes de los trabajadores y consigamos un mundo más sostenible en el que se piense en las personas y no sólo en el lucro. Buena suerte a todos aquellos que luchan por conseguir lugares de trabajo más verdes, allá donde estén.