Hay muchas razones para reemprender hoy la reflexión sobre el trabajo.
Celebramos el X Congreso de CCOO y es una ocasión perfecta para hacer un balance, no sólo de las estrategias del sindicato, también de las herramientas de que dispone. Sin duda, una de las más relevantes a nivel técnico es el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS). Desde su nacimiento, en 1996, el Instituto (hablaremos aquí sólo de una de las dos patas, la ambiental) ha tratado de servir de apoyo sindical en cuestiones medioambientales en el ámbito técnico y formativo. No hay otros institutos equivalentes en ningún sindicato del mundo y en esto, como en otros frentes, CCOO ha demostrado su capacidad de dar respuesta a nuevos retos.
La visión del ecosindicalismo de Luis Jiménez Herrero, director del Observatorio de la Sostenibilidad de España; Ecologistas en Acción; Arturo Larena, director de EFEverde y Luis Merino, codirector de Energías Renovables
Europa está en crisis en muchos frentes y cada uno representa un desafío fundamental para los sindicatos y sus miembros. Veinticinco millones de personas están sin trabajo en la UE.
Sequías. Inundaciones. Enfermedades. Hambre. Pobreza. Migración forzosa. El medio ambiente (o mejor dicho su degradación cada vez más aguda) lleva las caras de los trabajadores y trabajadoras del mundo.
Proponer o prescribir el trabajo futuro del sindicalismo en medio ambiente exige tener en cuenta el camino recorrido, un camino que no ha sido el mismo para todos los sindicatos del mundo, ni tan siquiera en espacios tan cercanos como Europa.
El que una mujer esté al frente de la CSI es un signo de los nuevos tiempos, de los nuevos retos a los que se enfrentan los trabajadores del mundo. Elegida secretaria general en 2010, Sharan Burrow (Nueva Gales del Sur, 1954) ha situado el medio ambiente y la economía verde en uno de los ejes de la agenda del movimiento sindical.
La importancia de la ecología en la agenda de la ONU forma parte del proceso de fortalecimiento del multilateralismo que se ha producido desde la década de 1970, con la implementación de la Conferencia de Estocolmo sobre Humanidad y el Medio Ambiente, en el año 1972. La conferencia supuso el inicio de una movilización que culminó en la Cumbre de la Tierra en 1992, en Río de Janeiro, y el consenso en torno al concepto de desarrollo sostenible.
En 2003 me contrataron para intentar montar un proyecto original. Se trataba de constituir una fundación para ayudar a los sindicatos del mundo a comprender, participar y proponer políticas medioambientales. La fundación finalmente se llamó, por mi culpa, Sustainlabour, lo que me ha supuesto numerosas críticas desde el mundo castellanohablante.