La eléctrica es la forma de consumo de energía que mayor número de consumidores tiene en nuestro país: más de 20,7 millones con tarifas reguladas por el Gobierno (las llamadas tarifas de último recurso), y 4,2 millones con tarifas de comercializadoras libres. La eléctricidad representa el 50% de los consumos finales de energía en España. Esto explica que sean tan relevantes sus precios finales.
La eléctrica es la forma de consumo de energía que mayor número de consumidores tiene en nuestro país: más de 20,7 millones con tarifas reguladas por el Gobierno (las llamadas tarifas de último recurso), y 4,2 millones con tarifas de comercializadoras libres. La eléctricidad representa el 50% de los consumos finales de energía en España. Esto explica que sean tan relevantes sus precios finales. En enero de este año el Gobierno autorizó una subida del precio del kilovatio hora eléctrico del 9,8%; en julio del 1,5%, y en otoño se habla -tras la subasta CESUR, que es referencia de lo que les cuesta generar un kilovatio hora a las compañías eléctricas, de otra subida del 5,9%. Estamos, pues, ante los incrementos anuales más elevados de los últimos veintiocho años. Los precios que cobran las compañía eléctricas no dejan de aumentar, pero: ¿cuánto cuesta realmente generar un kilovatio hora en España, dada la mezcla de tecnologías de generación, que claro está tienen costes diferentes?.
El kilovatio hora eléctrico tiene dos conjuntos de costes: de un lado están los necesarios para construir y mantener la red de transporte y distribución eléctrica (35.875 km), que, al igual que la red de transformación, es propiedad de la empresa publico-privada Red Eléctrica de España (REE), que cotiza en bolsa, reparte dividendos y tiene accionistas privados en su capital. Hay que añadir los correspondientes a subvención de primas del régimen especial (energías renovables), los de distribución, transporte y otros costes permanentes. En total, los llamados costes de acceso (o costes regulados), con regulación gubernamental específica, suponen alrededor del 50% de los costes totales del kWh. Su evolución se encuentra congelada a niveles de 2009, por lo que han descendido en más del 4% en términos reales. No son por lo tanto los costes regulados los que explican los vertiginosos crecimientos de los precios del kilovatio hora que soportamos ciudadanos y empresas.
Un segundo bloque de costes son los correspondientes a los costes de generación. El nivel de los mismos fue delegado a un "sucedáneo" de mercado1, que recibe el nombre de OMEL-Mercado Spot. Con la ley 50/1997 se rompió con una larga tradición de más de dos décadas de fijación de los costes de generación basados en los costes estándar reconocidos de cada tecnología o central eléctrica de generación. El sistema fue denominado marco legal estable.
El actual sistema de retribuciones por kilovatio hora se calcula con el precio obtenido en un "simulacro de mercado2 (OMEL)2, que asigna el precio ofertado por el generador más caro necesario para satisfacer la demanda diaria a todas las unidades que han realizado un oferta de producción a un precio inferior al precio de equilibrio, o precio de casación.
Las diversas -siempre incompletas- metodologías de cálculo del coste de generación y del ciclo de vida de las instalaciones y residuos muestran que el coste de producción de un kilovatio hora es muy diferente según las tecnologías de generación utilizadas y, también, dentro de cada opción tecnológica de la antigüedad de la central de referencia.
Para el caso de tecnologías no nucleares, las estimaciones publicas más recientes referidas al parque de centrales instalado y operativo en España publicadas por la Comisión Nacional de la Energía estima los los costes de producción de un kilovatio hora recogidas en el cuadro de la página V. Se trata de cifras, sin metodología publicada, ni transparente, pero están referidas a los "costes estándar del parque instalado", que incorpora la fecha de construcción y, por lo tanto, descontado costes de amortización, por estar muchas de ellas operativas por más años de los que técnicamente se consideraron para su completa amortización (recuperada la inversión).
La CNE ha manifestado en diversas ocasiones3 las injustificadas retribuciones que genera el simulacro de mercado mayorista de energía, en el que, dice este organismo "se retribuye a todos los suministradores, con el mismo precio al que fue generado el kWh más caro para poder atender a la demanda eléctrica diaria". Un sistema retributivo, instaurado en 1997, con la ley 50/1997, en concesión de Josep Piqué, primer ministro de Industria del PP a las oligarquías eléctrico/financieras, que provoca que "los ingresos de la generación de electricidad, de acuerdo con la propuesta realizada por la CNE, se situaron -sólo en el tercer trimestre de 2008- entre 700 y 1.500 millones por encima de los costes totales de esa misma generación"4. Este mecanismo, de "precio marginal", implica para todos los hogares y empresas que se paguen precios hasta un 59% por encima del coste promedio de generación que las compañías enfrentan.
Los datos del informe de la CNE citado, y referidos a las centrales que ya están amortizadas, (construidas antes de 1998 y por ello plenamente recuperadas las inversiones), confirman que el sistema retributivo generó algo más de 5.000 millones de euros anuales en 2008, de "beneficios regalados" (beneficio espurio ó windfall benefit) a las compañías eléctricas, por encima de los costes de generación.
En este contexto, hablar de las excesivas subvenciones a las energías renovables, que "en ese mismo tercer trimestre de 2008 no alcanzaron a suponer más de 600 millones de euros" 5; o de las subvenciones al consumo y reservas de carbón autóctono o de la existencia de supuestos "déficit de tarifa" por costes no retribuidos a las eléctricas, machaconamente difundidos por la patronal eléctrica (UNESA), son una cortina de humo y una broma para incautos creyentes en las místicas de los "mercados", que sirven para esconder márgenes de ganancia desproporcionadas e impuestos por el oligopolio eléctrico, muy alejados de los intereses de la mayoría del tejido empresarial y social español.
Este sistema, que algunos califican de "latrocinio legalizado", en vigor desde 1998, no ha sido corregido por el PSOE en los más de ocho años al frente de la regulación energética española6. La paradoja de esta inhibición del Gobierno del PSOE es que en el actual contexto, y más que probable década de estancamiento económico que tenemos por delante, podríamos asistir a la absurda situación de que un próximo aunque indeseable Gobierno del PP se decida a imponer una tasa fiscal a las centrales hidroeléctricas y nucleares (las que mayores márgenes obtienen de este sistema), que recaudaría miles de millones. El exceso de capacidad instalada (desde 2006 el sistema eléctrico peninsular presenta saldos exportadores crecientes, por valores próximos a los 9.000 GWh7), alivia la necesidad de nuevas inversiones en capacidad de generación y los dividendos que las estimulan permitirían soportar esta corrección fiscal a las compañías eléctricas, sin que el suministro de energía eléctrica se viera comprometido.
Las esperanzas han sido frustradas una y otra vez por los gobiernos que se declaran de forma retórica partidarios de una transición energética. Sin duda, ha habido gestos a favor de las energías renovables, aunque algunos ministros -entre los que ha destacado Miguel Sebastian- han insistido en los "parches regresivos", reduciendo las retribuciones a favor de la imprescindible y urgente transición a la electricidad procedente de fuentes renovables. A pesar de estas políticas de regulación eléctrica, muy atentas a los intereses del lobby eléctrico, la energía del Régimen Especial (34%), más la de origen hidráulico (14%), han llegado a satisfacer el 48% de la energía eléctrica demandada por el sistema en 2011, según datos oficiales de REE.
De esperanzas políticas también se vive. Y queremos encontrarlas en las declaraciones de Alfredo Pérez Rubalcaba (El País,11.9.2011). El ahora candidato y antes miembro del mismo Consejo de Ministros que ha mantenido este robo legalizado de retribuciones favorable a las compañías eléctricas y de espaldas a las necesidades de la mayoría de la población y tejidos empresarial pymes declaraba, esperemos que no sólo como reclamo electoral, que es preciso estudiar y revisar por encima de todo al "coste" de la generación de la energía eléctrica. Parece que quiera poner el énfasis y la atención, o al menos lo parece -su amigo Luis Atienza, Presidente de REE y Cristina Narbona, redactora del programa electoral, de estos temas saben de sobra- en el sistema de fijación del coste del kilovatio hora. ¿Se estará refiriendo a los excesivos beneficios y costes que las compañías eléctricas obtienen con la mascarada de "mercado eléctrico"? Sus elípticas alusiones a un desproporcionado "déficit tarifario" de decenas de miles de euros a favor de las compañías eléctricas españolas, que relaciona con el coste del kWh, apuntan intenciones. Esperemos que sea su sincera voluntad.
Su estilo es elíptico, esquivo, e indirecto, como le caracteriza desde hace años, y podría servirle para justificar lo contrario y lo mismo si fuera el caso ("las circunstancias mandan", es el gran mantra político que ahora destilan los políticos profesionales). Algunos queremos ver y encontrar signos de esperanza en cualquier esquina de la política energética, y al menos en mi caso cruzo los dedos para que se confirme esa voluntad política para acabar con el latrocinio legalizado del actual sistema de reconocimiento de costes de generación del kWh eléctrico.
1. Están de sobra estudiadas las conductas de las grandes corporaciones industriales y energéticas; que manifiestan un "comportamiento estratégico" para que el mercado competitivo no funcione, como afirma el actual presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV): "las empresas tienen interés en que el mercado no funcione en forma competitiva". Segura, J, Teoría de la Economía Industrial. Cititas.1993.
2. Es un hecho que Endesa y Iberdrola, con cuotas de mercado de producción muy similares, que acaparan los mix de generación más caros (esto es, el conjunto de tecnologías de generación que tiene cada empresa, o sistema eléctrico en su conjunto) y más baratos (centrales de carbón, fuel-gas, y las hidroeléctricas), detentan un poder en el mercado en todas sus fases: generación, comercialización y distribución, que convierte en un duopolio, o oligopolio, con dos grandes empresas, al mercado OMEL de casación de ofertas competitivas, a precio marginal, y lejos de ser mínimamente competitivo.
3. "Precios y costas de la generación de electricidad":"Informe complementario a la propuesta de revisión de la tarifa eléctrica a partir del 1 de julio de 2008".20.8.2010. Comisión Nacional de Energía.
4. En palabras de los Consejeros de CNE "...el actual diseño de mercado suministra una alta retribución, que no es una posición o ventaja competitiva que pueda ser legitimada por los mercados"," y con ello la imposibilidad de que exista, de hecho, competencia real entre tecnologías". Ibídem, nota 6.
5. Voto particular concurrente que los consejeros Sebastía Ruscalleda i Gallart, Jorge Fabra Utray y Jaime González presentan al acuerdo del Consejo de Administración de la CNE por el que se aprueba la propuesta de revisión de las tarifas integrales para el primer trimestre de 2009 aprobado en la sesión del 7 de noviembre de 2008.
6. "Otra de mercados,...ahora eléctricos".E. Gutiérrez, Nueva Tribuna.10.1.2011;"El Yugo de la tarifa eléctrica". J.Mota. El País 7.4.2011; "Argumentos para un debate nuclear y energético", Martín Gallego. El País.24.4.2011.
7. "El sistema eléctrico español. 2010 Síntesis". Red Eléctrica de España.