El Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM) presentó el pasado 14 de abril los primeros resultados del programa de monitorización de sustancias tóxicas persistentes en la población española y en el medio ambiente. Este programa forma parte del plan de vigilancia de tóxicos puesto en marcha por el MARM en el marco del Plan Nacional de Aplicación del Convenio de Estocolmo y es el primer estudio representativo de la población adulta que se realiza en España.
Los primeros resultados indican una elevada contaminación por metales (mercurio, plomo y cadmio), DDT, dioxinas, PCB y otras sustancias de la población y la contaminación del aire, tanto en zonas urbanas como en zonas rurales y remotas, con tóxicos como dioxinas, PBDE e incluso sustancias prohibidas como el DDT1.
El estudio de los tóxicos en la población lo ha realizado el Instituto Carlos III en colaboración con la Corporación Mutua y varias sociedades de prevención. La población estudiada ha sido de 1.936 trabajadores de 16 a 65 años. No ha sido posible estudiar al resto de la población dada la falta de interés del Ministerio de Sanidad en participar en este tipo de estudios.
Del análisis de los tóxicos en el aire se han encargado el Ciemat y el CSIC, que han instalado 20 estaciones de muestreo y que formarán parte de la red mundial de vigilancia de Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) en el medio ambiente.
Dado el interés que tienen los resultados vamos a ir analizando en Daphnia las principales fuentes de estos contaminantes.
Mercurio
Uno de los resultados más preocupantes es el elevado nivel de mercurio en la población, hasta 10 veces superior al que presentan los alemanes o los estadounidenses. Los niveles son tan elevados (6,3 mg/l en sangre y 1,75 microgramos/ gramos en pelo) que suponen un serio riesgo para la salud de las mujeres embarazadas y sus hijos. La población de las zonas costeras españolas es la que presenta mayores concentraciones, especialmente Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana y Baleares, debido a la mayor ingesta de pescado. El estudio corrobora los elevados niveles de mercurio detectados en la población infantil por el proyecto Infancia y Medio Ambiente (INMA).2
El mercurio es un metal neurotóxico que causa graves deficiencias en el desarrollo intelectual, la capacidad de coordinación y la función motora de las personas expuestas. Es también una sustancia reprotóxica, disruptor endo crino y afecta al sistema inmunológico. También produce daños en riñones, hígado y sistema cardiocirculatorio. El mercurio es un metal persistente y bioacumulativo que en el medio ambiente se puede transformar en metilmercurio, también bioacumulativo y que es más tóxico que el mercurio.
El mercurio se encuentra en el pescado debido a la contaminación del mar por los vertidos de aguas residuales, en particular los procedentes de las aguas residuales urbanas (contiene el mercurio utilizado en productos de consumo, aparatos médicos utilizados por dentistas, etc.) y de las fábricas de cloro que siguen utilizando una obsoleta tecnología basada en celdas de mercurio. También se depositan en el mar buena parte de las emisiones a la atmósfera procedentes, principalmente, de de la combustión de carbón para producir electricidad en las plantas térmicas.
Las actividades contaminantes incluidas en el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR) de España emitieron 2,18 toneladas de mercurio y sus compuestos a la atmósfera y 0,97 toneladas al agua (la mitad procedente de aguas residuales urbanas).
El uso de celdas de mercurio para fabricar cloro debía haberse reemplazado en las fábricas españolas por el uso de celdas de diafragma o de membrana durante el proceso de obtención de las autorizaciones ambientales integradas. Sin embargo, el MARM firmó un acuerdo voluntario con las empresas del sector que les permite continuar con la utilización de esta tecnología obsoleta y, por tanto, con los vertidos de mercurio hasta el año 2020, con el compromiso de que los vertidos no superarían los 0,9 gramos de mercurio por tonelada de cloro producida, que supone, en caso de cumplirse, el vertido de 681 kilogramos de mercurio al año.
Sin embargo un estudio de Ecologistas en Acción3 ha puesto de relieve vertidos muy superiores. Así, solo la fábrica de Ercros en Flix vertió 2,7 toneladas de mercurio (el registro PRTR recoge 0.00371 Tm.) en 2007. Además, los niveles de mercurio en aire en los alrededores de la planta son de 27.439 ng/g, niveles tan elevados que no se encuentra ni siquiera en las zonas históricamente más contaminadas por mercurio de Almadén (Ciudad Real).
Se estima que el carbón contiene mercurio en cantidades traza que por lo general oscilan entre 0,01 y 1,5 mg. de mercurio por kilo de carbón4 . Como en España se consumieron en 2009 14.709 toneladas de carbón, se puede estimar que se han liberado al medio ambiente a través de esta fuente de 0,1 a 22 toneladas de mercurio.
Cabe preguntarse ahora qué medidas van a adoptar las autoridades sanitarias y medioambientales para reducir nuestra exposición al mercurio. ¿Van a recomendar por fin a embarazadas, lactantes y niños que eviten el consumo de pescado? ¿Van a tomar medidas para sustituir los productos de consumo y los equipos sanitarios que contienen mercurio, como en los hospitales públicos de Aragón (ver caso práctico)? ¿Van a revisar las autorizaciones ambientales de las clorocáusticas y eliminar de una vez las membranas de mercurio?