En España, el Plan de Energías Renovables (PER) 2005-2010 preveía que, en 2010, la biomasa en su conjunto iba a suponer un 57% dentro de una aportación global de las energías renovables del 12.6% sobre el consumo de energía primaria. Lo cierto es que la biomasa sólo ha conseguido unos 500 MW, frente a los 1.317 MW previstos para el periodo 2005 a 2010. ¿Por qué? Veamos.
Directiva de Renovables
La Directiva Europea de Energías Renovables, aprobada en diciembre de 2008 como parte fundamental del llamado "paquete de energía y clima", contempla objetivos obligatorios para la Unión Europea y para cada uno de los Estados miembros en el año 2020, así como la elaboración de planes de acción nacionales (en España, el Paner). La directiva recoge para nuestro país, en 2020, el objetivo del 20% de consumo de energía final procedente de fuentes renovables, el mismo asignado como media a la UE.
Biomasa y calor
El empleo de la biomasa en el sector doméstico es la aplicación más competitiva y donde se obtienen los mayores ahorros de gases de efecto invernadero (GEI) y las mayores eficiencias energéticas (más del 90%). Pero su desarrollo se ha frenado por la falta de incentivos que cubran los riesgos iniciales de la implantación relacionados con los altos costos de inversión de los equipos, incertidumbre en el suministro y mantenimiento de las instalaciones.
Los objetivos poco ambiciosos del PER 2005-2010 ocasionó que ya se hubieran sobrepasado los objetivos en biomasa térmica en 2006. Esto da idea de las posibilidades de desarrollo si se contara con medidas de apoyo adecuadas y generalizadas.
Las modificaciones propuestas en el Reglamento de Instalaciones Técnicas de los Edificios para las instalaciones de biomasa han supuesto un importante impulso, aunque las líneas de subvención para la instalación son importantes en la dotación unitaria -entre el 25% y el 40%-, pero cuentan con muy poco volumen de dinero. El resultado es que cada año son muy pocas las instalaciones que se benefician.
Dentro del nuevo Paner, hay que destacar positivamente la mejora de la cualificación y formación de instaladores de calderas, el impulso a las redes de distribución de calor y frío y el esfuerzo para potenciar el apoyo financiero de las instalaciones. En estas últimas se propone un cambio desde la instalación de calderas individuales (lo más habitual en la actualidad) a instalaciones colectivas más eficientes.
El Paner destaca la labor que hace el Gobierno y las agencias regionales de la energía en la difusión y justificación de esta solución entre los responsables municipales, "incluyendo un modelo de ordenanza municipal que recoge el régimen jurídico y de relaciones entre administración local y promotores del sistema y de edificaciones".
El propio texto del Paner reconoce que las pequeñas redes de calefacción centralizadas de 5 MW, principalmente de nueva creación, pueden contribuir de manera significativa en alcanzar los objetivos.
La formación y homologación son factores claves para el desarrollo del sector. Por eso, Avebiom considera muy buena la cooperación entre el IDAE y el Ministerio de Industria, que queda reflejada en el Paner en puntos como el relativo a la certificación y sistemas de calificación de instaladores de calderas y estufas de biomasa.
El programa Biomcasa, el próximo programa de financiación de calefacción distribuida y las ordenanzas municipales de calefacciones centralizadas serán un punto importante para el impulso de las aplicaciones térmicas, especialmente en municipios rurales pequeños o medianos vinculados a los recursos.
Avebiom trabaja en recolectar los datos de la potencia instalada para uso térmico en el Observatorio Nacional de Calderas de Biomasa. Actualmente ya hay 450.000 kW correspondientes a algo más de 1.700 instalaciones registradas en España.
Electricidad y biomasa
Cerca del 3% del consumo eléctrico de la UE proviene de electricidad generada a partir de biomasa (incluyendo la biomasa sólida, el biogás y la fracción biodegradable de los RSU). En los últimos años, la producción se ha incrementado de forma continua: 18% en 2002, 13% en 2003, 19% en 2004 y 23% en 2005; y crecimientos sostenidos en 2006, 2007 y 2008. Si la tendencia actual continúa, en 2010 se podría llegar a 167 TWh a partir de biomasa, lo que equivaldría a alcanzar el objetivo del 21% de electricidad de origen renovable.
Sin embargo, en España el desarrollo de la aplicación eléctrica se ha visto frenado por un escaso apoyo de las administraciones, al ofrecer primas eléctricas poco atractivas en el régimen especial a las centrales de biomasa. La rentabilidad de estas plantas ha sido claramente insuficiente en el marco actual para compensar el riesgo tecnológico y de suministro que tienen.
Quizá para que el Ministerio de Industria no se pille los dedos frente a sus compromisos europeos, el Paner (2011-2020) recorta los objetivos de esta energía para 2020 hasta los 1 187 MW, frente a los 1 317 MW previstos para 2010 en el PER.
La biomasa es la única tecnología del régimen especial que ve disminuido su objetivo en este plan.
El papel de la biomasa sólida
En biomasa sólida para aplicaciones térmicas o eléctricas, se alcanzaron 4.176 kilotoneladas equivalentes de petróleo de aportación en energía primaria en 2005, con un incremento de sólo el 0.9% frente al año anterior y de un 14% respecto a su aportación a final de 1999.
Resulta paradójico que el objetivo del 12% establecido en el PER 2005- 2010 estuviera basado, en un 50%, en los kW provenientes de la bioenergía y que, sin embargo, sea ésta la tecnología renovable que menos se ha desarrollado en los últimos años, lo que me lleva a señalar las barreras que, a mi entender, han limitado su desarrollo:
Disponibilidad de biomasa
En Europa hay 385 millones de hectáreas de tierras disponibles, de las cuales 137 millones son bosques y plantaciones forestales y 178 superficies cultivables. Según el estudio de la EEA (European Environment Agency) How much bioenergy can Europe produce without harming the environment, publicado en 2006, de esa superficie cultivable, sólo 19,3 millones de hectáreas (UE-22) estarán disponibles en 2030 para cultivos energéticos. Según esta misma fuente, España podría contribuir con 2,5 millones de hectáreas.
Sostenibilidad
La UE maneja potenciales sostenibles para la biomasa de 186-189 Mtep para 2010, que se incrementan hasta 243- 316 Mtep en 2030 gracias a la aportación de los cultivos energéticos.
A nivel nacional, las cifras que se manejan para 2010 son orientativas (PER 2005-2010): entre 18 y 26 Mtep.
Los residuos forestales, la fracción biodegradable de los RSU y el biogás a partir de residuos ganaderos, representan un volumen considerable de biomasa escasamente valorizado.
Las propuestas de ayudas y el montante asignado por la PAC, que ya están empezando a moverse en algunas comunidades autónomas, podrían colaborar a la implantación de cultivos de uso energético a gran escala.
Las claves de la bioenergía.
La biomasa es una de las fuentes de energía renovable más intensivas en generación de empleo, particularmente en el entorno rural. Por cada TWh producido se generan 400 puestos de trabajo extra sobre los que generarían los combustibles fósiles, según la Asociación Sueca de la Bioenergía. El Plan de Acción de la Biomasa de la UE señala que los objetivos para la biomasa fijados para 2020, generarán entre 250.000 y 300.000 nuevos puestos de trabajo, la mayoría en zonas rurales.
Javier Díaz González
Presidente de Avebiom. Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa