La urgencia de una agenda verde

Luces en el laberinto.

Empieza el curso, o termina el año, con la constatación de que pocas esperanzas quedan de que las políticas públicas vayan más allá de la renacida ortodoxia neoliberal. La huelga general del 29-S contó entre sus escasos apoyos previos con el del grueso del movimiento ecologista.

El sindicalismo confederal debe tomar buena nota de quienes nos apoyaron en lo que ha sido un duro desafío, no por bien resuelto menos difícil. La movilización de septiembre ha corroborado el rechazo al recorte de derechos -de ciudadanía y del trabajo-, ha puesto de manifiesto que la gente trabajadora no está por una salida de la crisis en la que, quienes no la hemos provocado, paguemos sus consecuencias.

Desde la visión ambiental, llevamos tiempo reclamando que la sostenibilidad es el camino para cambiar de modelo productivo y para recuperar la creación de empleo. Cuando empezó la crisis, la situación de nuestras cuentas públicas -déficit moderado- permitía una política fiscal expansiva orientada a este fin. La renuncia a una política fiscal más equitativa, que debe tener una clara intencionalidad ecológica, la falta de criterio en las medidas destinadas a mantener la actividad económica y supeditar toda la política económica a dar satisfacción a "los mercados" con el ajuste presupuestario por la vía del gasto nos ha llevado a unos presupuestos para 2011 que no crearán empleo y que renuncian a salir de la crisis por el camino de la modernización y sostenibilidad ambiental.

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La muy devaluada -respecto a las promesas y primeros borradores- Ley de Economía Sostenible terminará su trayecto parlamentario sin contenidos relevantes y cuya mayor contribución habrá sido seguir con la banalización del concepto de sostenibilidad.

También en este trimestre conoceremos los fatídicos resultados respecto al empleo que se han dado en 2009 en el sector de las renovables, fruto de la errática política que aquí ya comentamos.

Con este panorama, ¿existe alguna posibilidad para la "agenda verde"? Creo que sí. De la misma manera que sólo cuando ha faltado el dinero el ministro de Fomento ha empezado a poner en cuestión su modelo de infraestructuras, está más cerca que lejos el momento en que las políticas encaminadas a la recuperación del empleo y la actividad económica deberán buscar en el camino a una economía libre de carbono los yacimientos que nos hacen falta. Pero para ello es imprescindible romper el círculo en que conceptos -imprecisos pero con fuerza- como "empleos verdes" y "economía verde" son manejados sólo por los ambientalistas. Desde la Unión Europea -que depara tantos disgustos-, la Presidencia belga trabaja en una agenda ambiciosa de promoción de los empleos verdes y de "enverdecimiento" de los existentes. Lo hace a iniciativa del Ministerio de Trabajo, no del de Medio Ambiente. Quiere decir que han conseguido algo que en España nos falta: Convencer de los motivos para el cambio a la sostenibilidad con razones que trascienden lo ambiental, convencer a quienes no han tenido suficiente con la visión ecológica para darse cuenta que hay que cambiar de modelo. Esta es la tarea principal para el inmediato futuro.

Coda: Como habréis comprobado ya, esta sección ha mudado de nombre. Luces en el laberinto es la autobiografía intelectual del economista José Manuel Naredo. Desde nuestra modesta condición de ecosindicalistas y con el permiso del maestro Naredo, queremos que este espacio aporte alguna luz a los trabajadores que nos leen y que ven en la defensa del medio ambiente una apuesta por su futuro y el futuro de sus hijos.

Llorenç Serrano
Secretario confederal de Medio Ambiente de CCOO

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