El año I de la era ecológica

Edgar Morin y Nicolás Hulot. Paidós Ibérica. Barcelona. 2008..

Los ciudadanos del mundo desarrollado contemplamos la globalización con una cierta perplejidad. Asistimos a cambios tan rápidos, tanto en nuestra vida cotidiana como en nuestra relación con el entorno, que cada vez nos resulta más difícil entender lo que pasa a nuestro alrededor. Algunos de los viejos esquemas han quedado obsoletos y carecemos de herramientas interpretativas que nos ayuden a comprender. Este desconcierto sería aún mayor si no existiera Edgar Morin. El año I de la era ecológica es un buen punto de partida para todos aquellos que quieran aproximarse a la obra de este pensador francés.

Si algo caracteriza a la globalización es su complejidad. En este contexto, la crisis ecológica mundial emerge como el anverso de un mundo en el que prevalece el liberalismo económico, la sociedad de consumo y en el que no existe una democracia global que resuelve los problemas planetarios.

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"La palabra ecología -escribe Morin- remite a lo que denominaban ya los términos bien conocidos de medio, entorno y naturaleza; pero añade complejidad al primero y precisión al segundo, y resta mística e incluso euforia al tercero". Y añade: "Ya no es tiempo de lamentarse de las catástrofes ecológicas. Tampoco de imaginar que el desarrollo de las tecnologías bastaría para remediarlas. El arranque salvador sólo puede venir de una transformación radical de nuestras relaciones con el hombre, con los demás seres vivos y con la naturaleza". En estas palabras de Morin se asientan las bases de lo que el filósofo francés denomina el pensamiento ecologizado.

Frente a la idea prometeica de que la ciencia y la tecnología tendrán siempre la última palabra, de que serán capaces de resolver los problemas generados por la crisis ecológica, Morin cree que la tecnociencia sólo podrá retrasar lo que se atisba ya como una catástrofe. Una catástrofe porque lo que está en juego no es sólo el destino de la naturaleza, en sentido romántico y casi arcádico, sino nuestro propia supervivencia como especie en la Tierra y nuestra razón de ser. Los humanos, escribe el autor de Tierra, patria, no sólo somos humanos, seguimos siendo también primates. Y conviene no olvidarlo.

Javier Morales Ortiz

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