El actual sistema energético no es una opción. Basado en recursos no renovables, emite el 80% de los gases de efecto invernadero, causantes del calentamiento global y el cambio climático. El cambio de sistema energético hacia un modelo sostenible podría ser, sin embargo, parte de la solución no sólo a la crisis climática, sino también a la crisis económica.
Una economía baja en carbono y ambientalmente sostenible requiere un cambio tan profundo en las formas de producir y consumir, que apunta hacia una nueva revolución industrial.
El cambio de sistema energético se convierte en el vector principal del cambio hacia un nuevo modelo productivo, en el que cambiarán no sólo los procesos de generación de energía, sino también los procesos de consumo, afectando radicalmente a sectores como la edificación, la industria y el transporte. El ahorro y la eficiencia energética adquieren así una nueva dimensión, ya que se trata de que el conjunto de las actividades productivas y de servicios -de transporte, administrativas, comerciales y residenciales- reduzcan drásticamente su intensidad energética y en algunos casos -como el de los edificios- pasen a ser de consumidores de energía a generadores, y en otros -como el de los vehículos- de fuentes directas de contaminación por combustión de energías fósiles a almacenes de energía producida por fuentes renovables.
Estos procesos hacia la edificación sostenible -modernizando el parque existente para hacer los edificios más eficientes energéticamente e instalar renovables- y la movilidad sostenible -desarrollando el transporte público y la electrificación del transporte- cambiarán profundamente el modelo productivo. A su vez los cambios de modelo productivo, hacia una economía sostenible desarrollarán sistemas y procesos eficientes, redes inteligentes e implantación de renovables.
La clave del recorrido hacia un nuevo modelo energético es la transición, lo que requiere la adecuada gestión de escenarios energéticos de futuro. Para que el futuro energético sea sostenible deberá basarse en una menor intensidad energética y en una producción de energía más distribuida, procedente de fuentes renovables que sustituyan a las no renovables como los combustibles fósiles y la energía nuclear.
Agentes con intereses muy diversos coinciden en que en 2050 toda la energía eléctrica podría proceder de fuentes renovables, en un contexto de mayor electrificación de la sociedad. También está establecido el escenario 2020 por el llamado Paquete Europeo de Energía y Cambio Climático -20% menos emisiones, 20% más eficiencia, 20% energías renovables- que será revisado al alza tras la cumbre de Conpenhague si se alcanza un acuerdo multilateral. Queda pues por establecer el escenario 2030, clave para ofrecer un marco regulatorio estable para el desarrollo de las energías renovables sustitutivas de las no renovables. Se trata de identificar el escenario deseable para 2030 y a partir de ahí emprender las medidas necesarias para alcanzarlo. La "España solar" no es una quimera, es un objetivo realista y necesario.
El cambio de modelo energético, asociado a un cambio de modelo productivo, introduce también una nueva perspectiva sobre el empleo: permitiría mantener empleos hoy muy vulnerables en sectores como la construcción o el automóvil, a través de programas de rehabilitación de edificios o de la electrificación de los vehículos; y crear cientos de miles de nuevos empleos verdes en el propio sector energético, a través de las energías renovables como motor de un nuevo y potente sector industrial. El establecimiento de adecuados procesos de transición justa, atendiendo a la cuestión del empleo, la protección social y la capacitación profesional, es una de las claves del éxito en el cambio.
La acción política comprometida con el escenario energético deseable, desde una visión amplia y de largo alcance, es condición para lograrlo. Como lo es que tal compromiso constituya un fuerte consenso político y social a medio plazo para modificar el marco regulatorio del sector eléctrico con visión de servicio público y adoptar decisiones políticas y fiscales coherentes con el objetivo.
La anunciada ley de economía sostenible podría ser una oportunidad única para reorientar las políticas hacia el cambio necesario. España podría alcanzar un importante liderazgo en los sectores emergentes -energías renovables, construcción sostenible, vehículos eléctricos, agricultura ecológica- si esta Ley establece señales claras y las inversiones necesarias de impulso de estos y otros sectores básicos para una economía sostenible. Las políticas de reactivación económica deben también modificarse para ser coherentes con el cambio. Ese es no sólo el mejor camino para salir de la crisis, creando empleo, sino también para que el modelo resultante sea económica, social y ambientalmente viable en el nuevo escenario internacional.
Suscriben este "Manifiesto de El Escorial" los siguientes ponentes del seminario ‘Sistema energético sostenible, nueva economía y empleos verdes ante la crisis' de los Cursos de Verano de la UCM: Guillermo Arregui, Marcel Coderch, Alexandra Delgado, Bruno Estrada, Manel Ferri, Eduardo Gutiérrez, Domingo Jíménez Beltrán, Ana Marco, Carlos Martínez Camarero, Ladislao Martínez, Mariano Marzo, Joaquín Nieto, Silvina Rabach y Fernando Rodrigo.
Manuel Garí
Director de Medio Ambiente de ISTAS
Begoña María-Tomé
Técnica de Energía y Cambio Climático de ISTAS
Llorenç Serrano
Secretario confederal de Medio Ambiente de CCOO