Hace unos meses, inaugurábamos el inicio del nuevo curso con una jornada sobre economía sostenible y empleo, cómo no, para salir de la crisis. Organizada por CCOO, todos los participantes coincidimos en la idea de que la salida de la crisis pasa por una apuesta decidida por la economía verde.
La economía será verde o no será, y le tomo prestada la frase al secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, que clausuró la jornada, y a quien entrevistamos en este número 50 de Daphnia.
La crisis ambiental es tan relevante que pone en cuestión el concepto mismo de crecimiento. ¿Cómo podemos seguir midiendo sólo el Producto Interior Bruto y asociar su crecimiento a la idea de un mayor bienestar? Auguro que el PIB anda camino de bajar de los altares. Necesitamos indicadores de desarrollo humano más cualitativos, que vayan más allá de lo que ahora medimos, que midan también nuestra responsabilidad con las generaciones futuras y la equidad con que repartimos la riqueza.
Creo que, o se promueve el cambio activamente o, como poco, se atiende a la prospectiva para estar preparados. La resistencia o el inmovilismo tienen corto recorrido, fracasan y son los más vulnerables quienes pagan las consecuencias. Decía Ortega, que "cada verdad ignorada, prepara su venganza".
Nuestro país no puede perder este tren. Estamos, ya, inmersos en el primer cambio industrial y de conocimiento que se dará a nivel global. Dejar pasar la oportunidad conduce a la vía muerta. Nosotros preconizamos el cambio y lo hacemos en un momento de crisis económica. Para muchos esta circunstancia debería rebajar nuestra ambición ambiental. Sin embargo, esta crisis, que se ha llamado financiera, tiene que ver con los límites en la disposición de recursos naturales. Salir con bien de esta crisis exige abordar cambios relevantes, y de nada vale lamentarse de las oportunidades perdidas en los tiempos de vacas gordas. El cambio productivo que preconizamos debe tener una importante dimensión ambiental.
Los intereses de la gente trabajadora dependen de este giro ambiental en nuestro tejido productivo. Economía sostenible es para nosotros una economía compatible con los límites del planeta, y por ello, perdurable. Desde esta perspectiva, ha aparecido con fuerza el concepto de empleos verdes.
Son ya diversos los estudios -algunos de nuestro Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS)- que se refieren a la gran potencialidad de generar empleo de la economía verde, que no es otra cosa que una economía que respeta los límites del planeta y que se basa en el bienestar y en los derechos de los trabajadores y de los ciudadanos.
Es el momento de actuar para que el cambio sea real. Creo que se confía en que la tecnología lo resolverá todo. No será así. Por supuesto el conocimiento técnico será un instrumento importantísimo, pero el cambio hacia la sostenibilidad será social, de organización -también en las empresas- y de conductas particulares y colectivas.
Nosotros hemos hecho una pequeña aportación al debate, diez páginas de propuestas que pretenden responder a los enunciados del documento del gobierno denominado Líneas básicas para el anteproyecto de ley de Economía Sostenible y que merecen ser debatidas al menos, porque si hoy no se aplican, os aseguro que la mayoría se aplicarán pasado mañana.
Reclamamos pasar a la acción y se nos presenta una ley de economía sostenible. Bien, parece evidente que una ley que se merezca este adjetivo debe dar resultados en cuanto a la reducción del impacto ambiental y debe servir para crear empleos que contribuyan a ello. Sin embargo, lo que sabemos de la ley nos suscita muchas dudas, Otros países, sin renunciar a modificaciones normativas han elaborado los denominados planes verdes o de economía sostenible. Estos planes buscan aprovechar la capacidad de generación de empleo de estos sectores en este momento de crisis.
En este contexto, la energía -es decir, renovables, ahorro y eficiencia- es el capítulo más importante en estos planes. Es el puntal del cambio. De ahí que hayamos dedicado el dossier de este Daphnia a la relación entre la energía, la sostenibilidad y los empleos. Quiero señalar que, pese a indudables éxitos que nos han convertido en referente mundial en energía eólica y en capacidad fotovoltaica instalada, nuestros resultados en el conjunto de las energías renovables no son satisfactorios.
El camino hacia una economía más sostenible no es ni corto ni fácil. Será necesario que la transición, del todo necesaria, sea también justa para los trabajadores y las poblaciones más vulnerables. Es lo que vamos a pedir los sindicatos en la próxima Cumbre del Clima de Copenhague. CCOO trabajará con otros actores a favor de generar nuevos empleos sostenibles y decentes y en hacer sostenibles las actividades que hoy no lo son. Estamos iniciando un proceso en el que experiencias y organizaciones diversas confluyan para situar en la agenda colectiva la propuesta de los empleos verdes. Lo hacemos porque son la respuesta a la crisis de empleo ahora, y a las crisis climáticas y energéticas que nos acechan.