Santiago Álvarez Cantalapiedra y Óscar Carpintero (eds:)
Círculo de Bellas Artes/ CIP Ecosocial, Madrid 2009. 216 páginas.
Economía Ecológica es el resultado de una curiosa hibridación multidisciplinar. Haciéndose eco de sus propias tesis y tratando de predicar con el ejemplo, los autores no pertenecen en exclusiva al campo económico, disciplina-eje del análisis, sino también a espacios como la ingeniería industrial e incluso la filosofía moral. ¿Qué propósito puede tener aunar tan dispares aportaciones en un único proyecto? Pues precisamente lo que en palabras del propio Óscar Carpintero, encargado de editar el libro –junto con Álvarez Cantalapiedra– y de redactar su introducción, constituye un análisis económico “abierto y transdisciplinar”. Quizás sea por ello que esta obra engloba temas aparentemente dispares, pero ubicados bajo un mismo eje que tan acertadamente logra condensar su título.
La introducción de Oscar Carpintero nos aboca a la que será una de las principales líneas de debate en los capítulos: la oposición entre el enfoque económico convencional y la economía ecológica. Y este debate vertebrador, no sólo de esta obra, sino de gran parte de la literatura científica que muestra un cierto compromiso con el medio ambiente, se ubica dentro de un panorama marcado por una profunda realidad: los límites del crecimiento.
Le sigue Federico Aguilera Klink, quien, desde su manifiesta toma de posición política, realiza una crítica a la vinculación de los poderes públicos con los poderes económicos. En su pertinente evaluación, nuestro sistema democrático (estrechamente imbricado con la economía) sale mal parado. Y es que las reflexiones que plantea sobre la calidad de nuestra democracia incluyen dimensiones normalmente olvidadas por los analistas. La apuesta de Aguilera es clara: la calidad de una democracia no se mide tan sólo por la participación electoral.
Por su parte, Roberto Bermejo aborda dos temáticas fundamentales relacionadas con la movilidad: la política de transporte en España y la crisis derivada de la escasez del petróleo. En el caso del transporte, realiza una interesante comparativa internacional, en la que España sale muy mal parada en cuestiones de movilidad y eficiencia, y en cuanto al desarrollo de las redes de alta velocidad. En el caso del petróleo ilustra con datos y gráficos lo que es en la realidad la “crónica de una muerte anunciada”.
En su capítulo, Jordi Roca ahonda en la crítica de las bases de la economía neoclásica, a la par que esboza ideas para la construcción de instrumentos de política ambiental efectivos. Su análisis propone además una tipología de instrumentos y un análisis de los mecanismos de sanción o incentivo.
Jorge Riechmann concluye esta compilación aportando un enfoque distinto. El giro que propone podría entenderse como una cuestión filosófica-práctica, que consiste en estructurar una racionalidad ecológica, repensando conceptos como el valor, y construyendo un pensamiento acotado que permita, a la vez, pensar el sistema en su complejidad.
En resumidas cuentas, esta obra resulta una herramienta útil para pensar de forma crítica el ahora, a la par que para integrar nuestras impresiones sobre los diferentes conflictos ecológicos que sacuden el mundo en un pensamiento sistémico y sistemático, atendiendo al todo sin perder la visión de las partes.
Albert García Arnau