Aunque los primeros automóviles fueron eléctricos, el último siglo fue el siglo del motor de combustión interna. Hoy transporte es igual a petróleo. La primera (1973) y la segunda crisis del petróleo (1979) supusieron el desplazamiento del petróleo de la generación de electricidad. La tercera (2008) debe implicar su desplazamiento del transporte por carretera.
Una política de transporte sostenible debe promover la reducción de la demanda, los transportes no motorizados y el transporte público y por ferrocarril, tanto de pasajeros como de mercancías. Pero como ya existen 600 millones de turismos y cada año habrá más por el desarrollo de China e India, entre otros países, se hace necesario dar una solución viable, y ésa es el automóvil eléctrico conectado a la red.
Hoy se puede hacer porque por primera vez se dan todas las condiciones que lo hacen posible. En primer lugar el desarrollo de baterías de ión litio, que permiten la autonomía necesaria, y en segundo lugar el desarrollo de las energías renovables, especialmente la eólica y la solar termoeléctrica, que pueden suministrar la electricidad necesaria, sin emisiones de CO2 y a un coste razonable e inferior al de la gasolina, el gasóleo y los biocombustibles.
Las razones para hacerlo son obvias: la inseguridad del abastecimiento del petróleo, los altos precios y sus consecuencias sobre el déficit comercial, la inflación y la actividad económica en general, los conflictos militares (la mayor parte de los conflictos de las últimas décadas se deben al petróleo), las emisiones de CO2, la contaminación atmosférica y el ruido.
Los combustibles fósiles no convencionales, como las arenas alquitranadas, el gas natural licuado o la licuefacción del carbón, son insostenibles, al igual que los biocombustibles, que deben competir tanto con la producción de alimentos como con la conservación de la biodiversidad.
Otra posible alternativa al petróleo es el hidrógeno, pero el hidrógeno es ineficiente y caro de producir y no existe la infraestructura necesaria. Las preguntas sobre el hidrógeno que habría que hacerse son: ¿cuándo? ¿Cuánto? ¿Cómo? ¿Con qué infraestructura? ¿A partir de qué fuente energética primaria?
El automóvil eléctrico
El motor eléctrico es más eficiente que el motor de combustión interna. La tecnología está desarrollada y la única cuestión que queda por desarrollar son las baterías que proporcionen una autonomía adecuada entre recargas. Las soluciones van desde los híbridos a los vehículos totalmente eléctricos, empleando baterías de ión litio o de otros materiales en desarrollo. De hecho, la práctica totalidad de las empresas del sector ya están desarrollando sus modelos y cabe esperar que a partir de 2010 el automóvil eléctrico irrumpa de forma masiva en el mercado. Israel, Dinamarca, Portugal y Francia ya han presentado sus planes y en España el Gobierno prevé su introducción para 2012. En Estados Unidos la nueva Administración también va a promover el automóvil eléctrico.
Cuestión importante, y ligada a la crisis actual, es qué harán las multinacionales con filiales en España. El Gobierno y los sindicatos deben negociar para mantener el empleo y entrar con buen pie, ahora que estamos a tiempo, para que las empresas empiecen a fabricar automóviles eléctricos en los próximos años, en un plazo no mayor de cuatro o cinco años.
Un coche eléctrico necesita hoy de 10 a 20 kilovatios/hora para recorrer 100 kilómetros, lo que supone un coste de 2 euros, frente a los 8 euros necesarios para que un vehículo de gasolina o gasóleo recorra la misma distancia. El menor coste variable compensa el mayor precio de la batería, y de hecho se han propuesto nuevas fórmulas comerciales, como vender el auto sin la batería, y cobrar por los kilómetros recorridos, de forma semejante a los móviles de tarjeta.
El consumo eléctrico de una reconversión paulatina del parque de vehículos en España no plantea problemas irresolubles. Un vehículo que consuma 14 kWh por cada 100 km (los consumos oscilan bastante, de 10 a 20 kWh por cada 100 km) y que recorriese unos 15.000 km anuales (una media aceptable), consumiría al año 2.100 kWh. El parque de vehículos, según los últimos datos de la Dirección General de Tráfico asciende a 30,3 millones, de los que 21,8 millones son turismos. Su consumo anual total ascendería a unos 80.000 GWh. Esta electricidad la podrían producir, en teoría, unos 37.000 MW eólicos. Para 2020 habrá unos 40.000 MW eólicos en tierra, más otros 5.000 MW de eólica marina, y después del 2020 la potencia seguirá aumentando, además del desarrollo de la solar termoeléctrica y la fotovoltaica, que pueden aportar cada una unos 20.000 MW en 2020.
Conclusión: se puede y se debe impulsar el desarrollo de los vehículos eléctricos. Y hay sinergias entre la eólica y los vehículos eléctricos, sobre todo en la gestión de la red. Incluso en un horizonte no lejano se pueden contemplar redes eléctricas reversibles, donde las baterías de litio de los vehículos pueden almacenar la electricidad producida por la noche o en horas de baja demanda y venderla a la red a un buen precio en las horas punta.
José Santamarta Flórez
Director de la edición española de la revista World Watch.