Editado por Ecologistas en Acción de Andalucía
Crónica de una catástrofe anunciada es sobre todo un libro de testimonios. En sus páginas podemos encontrar opiniones, recuerdos, sentimientos de gentes diversas, ecologistas, mineros, científicos, personas que sufrieron las convulsiones derivadas de lo que pasó a calificarse como el mayor desastre ambiental ocurrido hasta entonces en Europa. Quienes esa mañana del 25 de abril de 1998 tuvimos la desgraciada oportunidad de contemplar impotentes la lengua tóxica que invadía Doñana a través del cauce del Guadiamar, empezamos a hacernos preguntas de rabia, a manifestar con fuerza nuestra indignación por lo que había ocurrido, a intentar lo que fuese por remediarlo, pero también a exigir responsabilidades. Este libro recoge también las noticias, denuncias y testimonios que documentaban esa calificación de catástrofe anunciada, las reflexiones y valoraciones posteriores y el oscuro recorrido de la búsqueda infructuosa de justicia y responsabilidades. En sus páginas hablan los eternos perdedores: mineros a quienes la multinacional dejó tirados y condenados al toreo continuo de las administraciones: figuras como la del ingeniero jubilado al que acosaron por sus denuncias y murió con la noticia del archivo del caso; ecologistas incomprendidos, hartos de denunciar el desastre previsible y que vuelven a documentar una situación similar cerca de allí; gente de unas comarcas condenadas por el servilismo de unos gobernantes que siempre terminan cediendo ante los intereses de lejanas multinacionales que invariablemente recogen sus beneficios y dejan sus basuras en esta tierra castigada.
Al lado, imágenes de la rotura de la presa de contención de la balsa de residuos de de las minas de Boliden-Apirsa en Aznalcóllar que originó el vertido en el entorno de Doñana. En el año 2000 se presenta el proyecto minero Las Cruces, en Gerena, a pocos kilómetros de Aznalcóllar. Sobre las mismas margas azules del Guadalquivir donde se asentaba la balsa de Boliden se perfora la mina a cielo abierto de cobre más grande de Europa. Ese mismo año Ecologistas en Acción anuncia las consecuencias del nuevo proyecto, contaminación por metales pesados tóxicos del acuífero Niebla-Posadas, que sirve de reserva hidrológica al Aljarafe sevillano y al propio río Guadalquivir. La Junta de Andalucía ha autorizado directamente un vertido de la mina de Las Cruces al río Guadalquivir de arsénico, mercurio, cadmio, etc, durante 15 años, 365 días al año, 24 horas al día...
Iñaki Olano