La reciente revisión de la Directiva Marco de Residuos supone una involución desde el punto de vista medioambiental. La incineración pasa a ser considerada como una operación de recuperación y no se abordan objetivos de prevención ni de reciclaje de residuos
En 2003, la Comisión Europea iniciaba la revisión de la Directiva Marco de Residuos, en la que básicamente proponía una jerarquía en el tratamiento de residuos de tres pasos (prevención, reciclaje y eliminación) en vez de los cinco que actualmente contempla y sin un carácter obligatorio, sino como recomendación. Se reclasificaba la incineración, que pasaba de ser una operación de eliminación a ser considerada como una operación de recuperación si se cumplía con una fórmula de eficiencia energética. Además, no se planteaban objetivos de prevención ni de reciclaje de residuos y se debilitaba la responsabilidad del productor.
Esta posición tan contraria a cualquier política sostenible de residuos supondría un menor control de la gestión de los residuos e impediría la aplicación de políticas avanzadas que obligaran a los Estados a la consecución de objetivos. A su vez, evitaría posibles problemas legales en el Tribunal de Justicia Europeo y supondría una carta en blanco a la industria de la incineración para poner en marcha nuevos proyectos y poder gestionar una parte importante de los residuos, presentando sus resultados como operaciones de recuperación y no como lo que son: operaciones de eliminación de residuos.
El pasado 17 de junio se votaba en el Parlamento Europeo, en segunda lectura, un borrador de texto de directiva de residuos que hace realidad las peores previsiones. Aunque se incluyen medidas para promover la prevención de riesgos, no se recoge ningún objetivo en este sentido. Los objetivos de reciclaje para el plástico, papel, metal y vidrio se quedan en un 50%, siendo, por tanto, totalmente insuficientes si queremos acercarnos a una sociedad del reciclaje. Se aprueba la reclasificación de la incineración como recuperación y se mantiene la jerarquía de cinco niveles (prevención, reutilización, reciclaje, valorización y eliminación), pero sólo como orden de prioridades. No fija ningún objetivo para los residuos orgánicos, aunque son la mayor fracción de los mismos. Por último, introduce la figura de los subproductos, que hará que una parte importante de los mismos quede fuera de la legislación de residuos, dificultará su control y su correcta gestión.
Un paso atrás
Con la revisión de la Directiva Marco, la UE está decidiendo la política de residuos para las próximas décadas y las decisiones que se adopten finalmente serán muy relevantes para el futuro.
Después de los resultados de la votación en el Parlamento Europeo se pierde la oportunidad de aprobar una Directiva Marco que priorice la reducción en la generación de residuos, la recogida selectiva, incluyendo la materia orgánica, se potencie el reciclaje y la responsabilidad del productor. Sin embargo, se prima la utilización de la incineración como sistema de tratamiento de residuos, aunque lleve aparejada sus peligrosas emisiones e impida la consecución de mayores objetivos de reciclaje. También tendrá como consecuencia el aumento del transporte de residuos para su incineración en otros países.
Si finalmente la Directiva se ratifica en los términos aprobados en el Parlamento, el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino tendrá que mejorar los aspectos más regresivos de las propuestas actuales si de verdad quiere resolver las consecuencias negativas de una política insostenible de gestión de residuos.
Jesús Pérez Gómez
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