El aumento de las emisiones de CO2 en 2007 aleja a España aún más de Kioto
l Protocolo de Kioto implica para España que el promedio de las emisiones de gases de invernadero (GEI) en el periodo 2008-2012 no puede superar en más de un 15% las del año base 1990. Después del aumento experimentado en 2007, las emisiones ya alcanzan el 52,3%. Las emisiones del año base eran de 289,9 millones de toneladas de CO2 equivalentes y las del año anterior (2006) fueron de 433,3 millones de toneladas de CO2 equivalente. En 2007 han sido de 441,4 millones de toneladas.
El incumplimiento del Protocolo de Kioto puede costar cerca de 4.000 millones de euros a lo largo de los próximos cinco años si no se adoptan medidas nuevas y adicionales de importancia o se agrava la recesión provocada por la crisis del sector de la construcción, que actuó como locomotora de la economía española a lo largo de la última década.
El aumento de las emisiones de los seis gases y para todos los usos en el año 2007 no puede imputarse a un año hidráulico relativamente malo, dado que la producción hidroeléctrica fue un 6,4% superior a la del 2006. El consumo de energía primaria aumentó en 2007 un 1,8%, aunque el consumo de carbón creció un 8,8% y el de gas natural un 4,3%, mientras que el consumo de petróleo, a causa del aumento de los precios, apenas creció un 0,7%.
La subida del petróleo y otros combustibles en el mercado internacional ha paliado algo la situación en 2007, pero a costa de un grave deterioro de nuestra balanza comercial, sin duda uno de los principales problemas de nuestra economía, junto a la dependencia del sector de la construcción, el retraso tecnológico y la baja competitividad de muchos de los sectores productivos, con notables excepciones, como por ejemplo las energías renovables (eólica y solar)
Las emisiones de GEI de 2007 habrían sido mucho mayores de no ser por el desarrollo de la energía eólica, que en 2007 representó el 8,7% de la generación eléctrica, con un aumento del 16,3% respecto a 2006, y evitó la emisión de 26 millones de toneladas de CO2 si esa electricidad se hubiera tenido que producir en centrales de carbón.
La crisis actual debe servir para reconvertir nuestro modelo energético, promoviendo la eficiencia, el transporte colectivo, la movilidad sostenible y las energías renovables, sin apostar por el cemento y la ejecución de más autovías, que sólo contribuyen a ahondar en nuestra dependencia del petróleo.
José Santamarta Flórez
Director de la edición española de la revista World Watch y coautor del informe