Analista de Best Food Forward
Nacida en Oviedo, licenciada en Ciencias Ambientales, Xana Villa se trasladó a Oxford para hacer un máster en gestión de costas y allí se quedó. Ahora trabaja como investigadora y analista en la consultora británica Best Foot Forward. Hace poco estuvo en España para participar en un seminario sobre la huella ecológica organizado por la Fundación Biodiversidad.
¿Qué es la huella ecológica y para qué sirve?
Es un instrumento de comunicación y contabilidad. Contabiliza los recursos que usamos y los residuos que emitimos en comparación a la biocapacidad de la Tierra. Se trata de comparar lo que sacamos del medio ambiente y lo que el medio ambiente nos puede dar. Para explicarlo de una forma sencilla, si uno quisiese ser autosuficiente y tuviese un jardín, ¿qué tamaño de jardín necesitaría, en todo, en la comida, en la fibra para producir tejidos, en el espacio para echar residuos…? Una persona en España tendría un jardín mayor que en Angola, por ejemplo.
Hay quien le achaca a este indicador que no tiene en cuenta los aspectos sociales, de reparto.
Sí que los tiene en cuenta, aunque, al ser un método estadístico, tiene que hablar de medias estadísticas y eso siempre distorsiona. La huella ecológica plantea también el hecho de que el planeta tiene una biocapacidad (capacidad para generar recursos y asimilar los residuos) limitada y que todos debemos participar de ella equitativamente. Si queremos saber cómo repartimos, antes hay que saber qué repartir, medir la biocapacidad de la Tierra. Precisamente, uno de los conceptos que incluye la huella ecológica es el de convergencia: los países que tengan una huella ecológica muy grande deben reducirla y los que tienen muy poca deben aumentarla. Hay que pensar que, sin tener en cuenta a otras especies que habitan el planeta, la huella ecológica media no debería superar las 1,8 hectáreas (ahora es de 2,4). Pero la huella de un país como España es de 6,4 hectáreas mientras otros ni siquiera llegan a una hectárea.
¿Cuánto tendríamos que reducir nuestro consumo y nuestro nivel de vida para llegar a esa media de 1,8 hectáreas?
Depende de lo que entendemos por nivel de vida. Si lo entendemos estrictamente como consumo, estaríamos hablando de una reducción del 70% de los recursos que consumimos. Pero si definimos el nivel de vida como tiempo libre o tener un medio ambiente óptimo, como calidad de vida, saldríamos claramente beneficiados.
¿Se puede cálcular la huella ecológica de una empresa?
Claro, aunque es un proceso un poco más complejo y, en realidad, la huella individual ya incluye la parte que le corresponde a las empresas porque tiene en cuenta los recursos consumidos para producir el bien que consumimos.
¿Qué podemos hacer para reducir nuestra huella ecológica?
Ser más eficientes en el uso de nuestros recursos y reducir el consumo energético, que es el que más impacto tiene en la huella. Por ejemplo, debemos apagar las luces si no las necesitamos, sustituir las bombillas tradicionales por otras de bajo consumo o no utilizar el coche como el único medio de transporte. También es importante consumir productos producidos localmente y de temporada.
Javier Morales Ortiz