Desde fechas recientes, el centro de la ciudad de Barcelona cuenta con un nuevo medio de transporte público: el bicing. Una iniciativa impulsada y gestionada por el mismo ayuntamiento mediante concesión a una empresa privada
En esta primera fase de implantación, el bicing ha significado la puesta en funcionamiento de 100 estaciones con capacidad para 1.500 bicicletas. Las estaciones se localizan prioritariamente en la cercanía de entradas de metro y trenes, con lo cual se promueve la intermodalidad
Se contempla como un transporte público porque es de acceso universal. Mediante una pequeña cuota anual de 24 euros cualquier ciudadano tiene derecho a utilizar la bicicleta durante media hora gratis. Si el uso supera este tiempo se abonan 0,30 céntimos de euro por cada media hora suplementaria, hasta un máximo de dos horas, que es el tiempo máximo permitido.
El funcionamiento es muy sencillo y ágil. Cada usuario cuenta con una tarjeta personal. Al acercarla a un lector de la estación se puede retirar la bicicleta asignada y, después del trayecto, se devuelve directamente a la barra de sujeción.
Más de 80.000 usuarios avalan esta apuesta a favor de la movilidad sostenible. Pero lamentablemente el sistema ha superado con creces las expectativas en detrimento del servicio, que no está dimensionado según la demanda. Se prevé una extensión para el resto de la ciudad y del entorno metropolitano. Esperemos que incorpore áreas tan necesitadas de oferta de movilidad sostenible como los polígonos industriales, pero, sin duda, antes se debería mejorar la prestación del servicio actual.
Manel Ferri Tomás.
Responsable del Departamento de Movilidad de CCOO de Cataluña.
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