Mar Asunción

Responsable de energía y cambio climático de WWF/Adena

"Lo que ha conseguido Al Gore ha sido ‘vender’ el cambio climático a los directivos de empresas"

Bióloga, ha dedicado su vida laboral a la educación ambiental, primero en la Comunidad de Madrid y después en WWF/Adena. En 2001 inició el Área de Cambio Climático en esta organización ecologista y, tal como ella afirma, sigue haciendo educación ambiental, aunque ahora sus destinatarios principales son los políticos y los empresarios.

Usted es una de las portavoces de Movimiento Clima. ¿Qué hace en su vida cotidiana para frenar el cambio climático?

Desde hace dieciséis años tengo un panel solar que proporciona el agua caliente que necesita mi familia durante aproximadamente nueve meses al año. Hice una reforma en mi casa y aislé las paredes y los techos, con lo que mi consumo en climatización es bastante reducido. Mis electrodomésticos son de etiquetado energético A. Tengo un interruptor que desconecta todos los aparatos audiovisuales (televisión, TDT, DVD) simultáneamente cuando no los estoy utilizando y ahorro así el consumo de los stand by, y voy al trabajo en transporte público.

Respecto al calentamiento global, ¿qué parte de responsabilidad tienen los ciudadanos en comparación con los gobiernos y las empresas?

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La responsabilidad directa de los ciudadanos es aproximadamente el 25%, si hacemos una estimación de las emisiones producidas por la utilización de la energía en nuestras casas y la parte proporcional del transporte. Pero la responsabilidad indirecta es mucho mayor, ya que los ciudadanos tenemos capacidad para exigir a los gobiernos y a las empresas que establezcan la lucha contra el cambio climático como prioridad, y con frecuencia no lo consideramos en nuestras opciones de compra ni cuando elegimos a nuestros representantes
políticos.

¿Ha conseguido Al Gore con un documental lo que no han conseguido las organizaciones ecologistas, sindicales y sociales durante años de trabajo y esfuerzo?

No. El trabajo de las organizaciones ecologistas durante 20 años ha hecho posible que ahora no se ignore el cambio climático y sea un tema a tener en cuenta en las políticas de los gobiernos y de las empresas, aunque no sea a un nivel suficiente respecto a la gravedad y la urgencia del problema. Lo que ha conseguido Al Gore, con su perfil de ex vicepresidente de la mayor potencia mundial (y la mas irresponsable), ha sido “vender” el tema a los directivos de empresas, público al que las organizaciones sociales todavía no tenemos un fácil acceso directo.

Acaban de celebrarse en España elecciones autonómicas y municipales, pero pocos políticos han hablado del calentamiento global. ¿Es que la defensa del medio ambiente no da votos?

Siempre que hay elecciones las organizaciones ecologistas preparamos un informe con nuestras propuestas y medidas que hacemos llegar a todos los partidos políticos para que las incluyan en su programa electoral. Rara vez aparecen en dichos programas medidas con la concreción suficiente. En los debates televisados tampoco el medio ambiente fue uno de los protagonistas, aunque cuando se hacen encuestas de opinión aparece como preocupación de la población, especialmente el cambio climático. Efectivamente, todavía
se necesita mayor implicación y demanda de los ciudadanos a los poderes públicos para que incluyan como prioridad en sus políticas la lucha contra el cambio climático. Pero afortunadamente esta situación está mejorando, tal como se puso de manifiesto en la manifestación por el clima el pasado abril en Madrid, donde acudieron alrededor de 15.000 personas, triplicando la afluencia del año anterior.

Los científicos aseguran que, desde el punto de vista económico, es más rentable frenar el cambio climático que no hacerlo. ¿A quién le interesa perder dinero?

A nivel global y social es más económico tomar medidas para frenar el cambio climático que asumir los costes de sus consecuencias. La cuestión es quién debería pagar los costes de las medidas y los que sufren las consecuencias no son los mismos, resistiéndose los primeros a tomar medidas. Un ejemplo claro son los sectores relacionados con el petróleo y el carbón, o los líderes políticos que son rehenes de estos intereses como Bush. Pero también hay otros gobiernos que no tienen el coraje suficiente para afrontar medidas que, si bien a medio y largo plazo serían beneficiosas para los intereses de la población y las empresas, a corto plazo tienen miedo a que les suponga la pérdida de votos.

Javier Morales Ortiz

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