El modelo energético en el que se ha basado el desarrollo de la humanidad en los dos últimos siglos se ha agotado. El efecto invernadero, la escalada en el precio del petróleo, el propio agotamiento de los recursos energéticos o la dependencia del exterior son razones más que suficientes para pensar en las alternativas.
Desde distintos ámbitos se ha lanzado el mensaje de que estas informaciones aconsejan resucitar la opción nuclear. Pero la energía nuclear no es una opción viable. Por varias razones. El problema de los residuos –algunos con una vida de decenas de miles de años– sigue sin estar resuelto y sería una insensatez y una temeridad legar esta herencia radioactiva a las generaciones venideras. A pesar de las mejoras en la seguridad, el riesgo de un accidente nuclear sigue existiendo, sobre todo si se prolonga la vida útil de las centrales.
Uno de los principales argumentos esgrimidos por los defensores de la energía nuclear es que se trata de la única alternativa posible frente al cambio climático. Pero sería necesario construir más de 4.500 reactores –uno cada dos días– hasta el 2030 para sustituir sólo una parte de los combustibles fósiles en ese horizonte temporal. Esto conllevaría una multiplicación exponencial del riesgo de accidente nuclear (entre otras causas, por un ataque terrorista) y del volumen de residuos radioactivos.
Además, se agotarían rápidamente las reservas de uranio. Al ritmo actual de consumo hay reservas de uranio apenas para 50 ó 100 años, plazo que se reduciría drásticamente si se construyen ese número de centrales que, dicho sea de paso, necesitarían de ingentes subvenciones públicas porque el kW nuclear sale caro.
Existen alternativas energéticas realistas y sostenibles a nuestro alcance. Las energías renovables lo son. El despegue de la eólica en los últimos años lo ha demostrado. Con el suficiente apoyo, podría ocurrir lo mismo con la solar. El hidrógeno a partir de las renovables para sustituir los combustibles es una opción posible y sostenible.
Las energías renovables, además, son un importante generador de empleo. El Gobierno prevé crear 95.000 puestos de trabajo si se cumple el Plan de Fomento de las Energías Renovables, aprobado en 2005 y cuyo objetivo es cubrir con energías renovables el 12% del consumo total de energía en 2010.
Debatamos, pues, sobre las opciones energéticas, incluida la nuclear, pero con datos realistas y con alternativas sostenibles.