El Convenio Ramsar, nombre de la ciudad iraní donde se realizó la primera reunión en 1971, es el primer convenio internacional medioambiental sectorial que se firmó y entró en vigor en 1975. Actualmente lo forman 140 países y su Lista de Zonas Húmedas de Importancia Internacional la componen mas de 1100 humedales con un total de 100 millones de Ha. Los más importantes humedales del Estado español están entre las 38 zonas Ramsar y este verano se han incorporado 7 nuevos, que totalizan casi 200.000 Ha. Inicialmente centrado en la defensa de la excepcional riqueza de la avifauna característica de las zonas húmedas, el Convenio Ramsar ha ido ampliando su visión desde la protección de estos espacios hacia las de desarrollo sostenible recogiendo el legado cultural e histórico, intentando compatibilizar la conservación del patrimonio natural con las actividades de las comunidades que las habitan. De ahí el lema de la reunión de Valencia: Agua, Vida y Cultura. La diversidad de la problemática a analizar en estas reuniones es enorme, como la escala geográfica a la que no estamos habituados los países desarrollados. De hecho, Ramsar tiene subdivisiones especificas para grandes áreas geográficas tan dispares como los humedales latinoamericanos o los asiáticos. En nuestro caso, Valencia es también un punto focal del Medwed, o Comité de Humedales Mediterráneos. LOS HUMEDALES EN EL ESTADO ESPAÑOL Los países desarrollados europeos entre los que nos encontramos han llevado desde hace centenares de años una permanente lucha por hacer desaparecer sus humedales. Antiguamente por cuestiones de salud pública (el paludismo desapareció a principios de siglo de nuestras tierras), posteriormente por intereses económicos agrarios (el IRIDA tuvo entre sus misiones hasta su desaparición, precisamente la desecación de humedales) y finalmente para usos residenciales o industriales, especialmente las zonas húmedas litorales. Hay que tener en cuenta que la Ley Cambó de 1918 que preconizaba la desecación de los humedales sólo ha sido derogada con la Ley de Aguas de 1985. Hace apenas unos años que la legislación, especialmente las directivas de la UE, obligan precisamente a lo contrario, es decir, a proteger todos los humedales que quedan y preservarlos de actividades que puedan conllevar su degradación o desaparición. No obstante, el hecho de que muchas de ellas estén situadas próximas a un litoral ya completamente urbanizado, las hace apetecibles para negocios inmobiliarios. Por otra parte, la presión ejercida en todo el ciclo del agua ha hecho peligrar en la base los ecosistemas húmedos. El caso de Las Tablas de Daimiel es el mas llamativo, pero en absoluto el único. Finalmente, los desastres asociados a actividades de riesgo, como lo acontecido en Doñana o el cúmulo de infraestructuras asociadas al desplazamiento poblacional y de las actividades económicas en la franja litoral deja un panorama bastante oscuro sobre el futuro de nuestros humedales. No obstante, al ser sistemas ambientales que tienen su raíz en procesos profundos geológicos y climáticos, perduran a pesar de todas las agresiones y se recuperan con enorme facilidad. LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VALENCIANO El País Valenciano, donde se celebra la COP-8 es un ejemplo paradigmático. Desparecidas durante el siglo XX el 60% de sus zonas húmedas, inmersas en una vorágine de urbanización y de turismo litoral, esquilmados los acuíferos (más de la mitad del recuso agua es subterráneo ) y diezmados los hiperregulados ríos de los que se alimentaban, obligadas a bombeos sistemáticos por la implantación de actividades incompatibles, a duras penas y con un gran esfuerzo de las entidades de defensa ambiental y de parte de la sociedad civil se ha podido detener su destrucción y recuperar una parte de este importante patrimonio natural. Nuestro sindicato no ha sido ajeno a esta lucha por la conservación de las zonas húmedas en un país semiárido y que en su franja litoral era un sorprendente mosaico de arrozales y albuferas, marjales y saladares. Y no sólo ha sido por los valores estrictamente medioambientales de flora y fauna y como tesoros de biodiversidad, sino también porque son un componente básico de nuestro clima, suavizador y humidificador de secos veranos, componente esencial de las brisas que permiten una vegetación de maquia y bosque mediterráneo en las sierras litorales, que se comportan como grandes embalses de agua dulce en un país deseoso de trasvases de agua de otros ríos supuestamente caudalosos. Son parte también de nuestra historia y cultura especialmente en nuestro pasado de economías agrarias y pesqueras, donde la artesanía y los sectores económicos preindustriales han tenido mucho que ver con el aprovechamiento de los recursos de los humedales. Pero es que actualmente, son una oportunidad económica de futuro en una sociedad de servicios y con mas tiempo libre, donde la oportunidad de reencuentro con la naturaleza silvestre (y los humedales son nuestras selvas tropicales al lado de casa) es también una fuente de trabajo y garantía de conservación de otros como el turismo de calidad. Siete años se han necesitado para que la Generalitat Valenciana aprobara el Catálogo de Zonas Húmedas. Aun así, han sido los tribunales los que han empezado a emitir sentencias favorables a la conservación de humedales teóricamente protegidos por las leyes especialmente a partir de movilizaciones sociales como en el caso de Massamagrell. Desde Comisiones Obreras del País Valenciano, que participamos en el Consell Assessor i de Participació del Medi Ambient, hemos insistido hasta la saciedad en la necesidad de implementar las estrategias sobre zonas húmedas dentro de las Estrategias de Biodiversidad, de dedicar significativas partidas de los Presupuestos de la Generalitat para entre otras cosas aumentar el capital natural de propiedad pública una de las carencias que plantea mas conflictos sociales cuando lo que se pretende proteger (ante expectativas urbanísticas...) es privado. Hemos insistido para que el resto de Consellerias se impliquen en los programas de conservación y desarrollo sostenible, especialmente Trabajo y Economía con los proyectos del PAMER y de desarrollo rural. Igualmente hemos insistido para que los proyectos de Agricultura, los de las Confederaciones Hidrográficas cambien su orientación dedicando los recursos a restaurar los mínimos ambientales y promocionar actividades compatibles. Y el sindicato ha estado directamente implicado en las acciones reivindicativas de los humedales, apareciendo los responsables confederales en acciones directas junto a los grupos ecologistas de la comunidad valenciana mas implicados en esta problemática como AHSA, Acció Ecologista-Agró y Gecen. Por eso, con motivo de la COP-8 en Valencia, CCOO estará colaborando en la preparación de las marchas de los ríos Segura, Xùquer, Ebro, Rodano y Po y en la gran manifestación del domingo 24 de Noviembre que se celebró bajo el lema HUMEDALES, DELTAS, RIOS, VIVOS!! en la que los colectivos directamente implicados en la defensa de todos los sistemas ambientales relacionados con el agua se encontraron para defender una nueva cultura del agua. Más información: Antoni Montesinos i Castelló
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