Tras un proceso de negociación y debate que ha durado más de tres años, la Unión Europea cuenta ya con una Directiva Marco sobre el agua que pretende cambiar la situación de sus ríos, costas y aguas subterráneas. De aquí a 20 años, todos los países de la UE están obligados a recuperar al calidad original de las aguas y que no sufran ningún vertido peligroso. La Directiva Marco que declara que “el agua no es un bien comercial como los demás, sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal”, pretende mejorar la calidad del medio ambiente y promover “la utilización prudente y racional de los recursos naturales”. El Parlamento europeo ha logrado introducir algunos principios ecologistas y, además, imponer plazos que obliguen a los países miembros a lograr los objetivos marcados. Son estos: OBJETIVOS LAS EXCEPCIONES La directiva obliga a los países miembros a legislar antes de 10 años siguiendo sus directrices y notificar a la Comisión Europea los Planes y todos los cambios que se realicen. Éstos deberán estar plenamente justificados. Pero el gobierno español consiguió introducir la flexibilización de este principio, ya que logró que la Directiva contemple que en determinados casos “estará justificado el incumplimiento de evitar un nuevo empeoramiento o de lograr un buen estado de las aguas” si ello se debe a “circunstancias imprevistas o excepcionales, en particular a inundaciones o sequía, o a que lo exija un interés público superior”. Bajo el principio de “quien contamina, paga”, el texto obligaba a los países miembros a repercutir todos los costes del agua en su precio final de forma paulatina, incluida el agua de riego. Las presiones del gobierno español también lograron flexibilizar este principio, haciendo que el texto tenga en cuenta para ampliar los plazos o evitar sanciones “los efectos sociales, medioambientales y económicos de la recuperación y las condiciones geográficas y climáticas de la región o regiones afectadas”. De todas formas, las líneas que marca la Directiva la convierte en un instrumento válido para avanzar hacia un modelo de planificación y gestión hídrica basado en la sostenibilidad del recurso y su entorno.ÁREAS TEMÁTICAS
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