El grave accidente en una planta de compostaje en Teià en las cercanías de Barcelona a principios de junio, ha puesto en evidencia los graves riesgos para la seguridad y la salud a los que están expuestos los trabajadores de las empresas de gestión de residuos y las incorrectas políticas en materia de medio ambiente por parte de la Generalitat de Catalunya. El pasado 2 de junio tres jóvenes trabajadores, dos de 28 años y uno de tan sólo 18, morían a causa de emanaciones de gases, en el momento en que un camión con lodos procedentes de una depuradora urbana hacía la descarga. El conductor del vehículo, que quedó igualmente afectado por la presencia de los gases tóxicos, logró afortunadamente salir con vida y pudo alertar a los servicios de urgencias. Ante este accidente la CONC ha decidido personarse como acusación particular en la vía penal debido a las graves negligencias empresariales que se dieron en el accidente. La más que presumible presencia de cianhídrico en la atmósfera letal demuestra que en los lodos habían residuos de tipo industrial. Esta circunstancia, al parecer, suele ser práctica habitual en el tratamiento de las aguas residuales en Catalunya y ya fue objeto de denuncia por parte de un grupo ecologista de la provincia de Tarragona el mes de noviembre del 97. Así las cosas, los lodos que se almacenan para ser convertidos en compost llevan en su interior todos los elementos peligrosos que la flora bacteriana es incapaz de ingerir y metabolizar, en especial los metales pesados. La utilidad, pues, de estos lodos queda más que en entredicho para el uso agrícola o de jardinería. Como además la normativa impide que estos lodos de origen industrial se utilicen para fines agrícolas, los responsables de las plantas depuradoras y de las plantas de compostaje se han aferrado a la teoría de que los trabajadores murieron por emanaciones de sulfhídrico, que según ellos es habitual en sus plantas y del que todos los trabajadores tienen información. Pero lo que no dicen es que en el caso del sulfhídrico además de ser igualmente letal, también es explosivo. Hasta el momento del accidente muchas de las plantas no tenían detectores de gases, los equipos de protección personal estaban guardados bajo llave y no se habían utilizado nunca. Actualmente las empresas que explotan, bajo concesión de las administraciones públicas, estas plantas mantienen en unas condiciones muy precarias a su personal. Se suele trabajar en rotación de turnos con guardias los fines de semana y festivos que por falta de previsión obliga a los trabajadores a realizar todas las tareas de control y mantenimiento en solitario con el correspondiente riesgo para su seguridad. Esta situación se da también en el turno de noche en la mayoría de plantas depuradoras. El accidente de Teià, además, ha puesto en evidencia la contratación de trabajadores de ETT en este sector de actividad. Las empresas del sector de gestión de residuos, que como ha quedado desgraciadamente demostrado tienen riesgos de tipo químico y también riesgos de tipo biológico, deben ser consideradas a efectos de la seguridad y la salud en el trabajo dentro del anexo I del R.D. 29/97 de Servicios de Prevención y en consecuencia, no deben contratar trabajadores de empresas de trabajo temporal. En este mismo sentido es necesario que se prohiba la subcontratación, que en algunos caso es total. Finalmente la Generalitat de Catalunya debe cambiar radicalmente su actitud permisiva con las empresas que vierten residuos industriales al alcantarillado de forma conocida y debe hacer cumplir la legislación vigente. Además debe perseguir a las que lo hacen de forma totalmente descontrolada utilizando cualquier medio (camiones cisternas, bidones, etc.) en cualquier parte de la red de alcantarillado. Más información: Pep Baltasar Albesa
Coordinador Salut Laboral
Àrea Pública de la Comisión Obrera Nacional de CatalunyaÁREAS TEMÁTICAS
ARTÍCULOS RELACIONADOS
COMENTARIOS