El Domingo 9 de mayo, mas de 8.000 personas exigían ante las Cortes Españolas compromisos de la Administración Central para recuperar la cuenca del río Segura, convertida en un desastre ambiental, en una amenaza para la salud de las poblaciones ribereñas y, con ello y en palabras del Secretario General de CC.OO, Antonio Gutiérrez, nacido en Orihuela, a orillas del propio río Segura, “se ha lastrado para el futuro el desarrollo económico, el empleo y el bienestar de las gentes de esta comarca”. La manifestación contaba con la presencia de la mayoría de los alcaldes de la cuenca y de todos los partidos políticos, responsables también en la medida de sus cargos del incumplimiento de los preceptos legales de su competencia y de la tolerancia que mantienen hacía los vertidos ilegales de empresas, agricultores y vecinos. Algunos de ellos, junto con la Diputación y la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), fueron beligerantes contra las organizaciones que historicamente han denunciado la situación de la cuenca y su degradación medioambiental.
El río discurre con normalidad hasta el azud de Ojós, construido en 1975 para derivar las aguas del trasvase Tajo-Segura, a partir de aquí y como consecuencia de reducir su caudal natural a una tercera parte (otro tercio se canaliza hacia Crevillente y el resto hacía Lorca y Almería) se transforma, en una auténtica cloaca por la que circula un líquido extremadamente contaminado. Unos análisis realizados en 13 puntos diferentes por el profesor de la Universidad Miguel Hernández, Manuel Nieves Ruiz, detectaron niveles de cadmio, entre otros metales pesados, de 176 microgramos/litro frente a los 5 autorizados por la normativa, niveles de Lindano de 100 nanogramos/litro y cantidades alarmantes de Simazina, otro peligroso plaguicida muy empleado en los cultivos hortofrutícolas.
La situación actual del río es el resultado de combinar un modelo económico que desprecia los condicionantes medioambientales con unas administraciones públicas irresponsables. Durante décadas se ha potenciado y aplaudido un desarrollo económico insostenible, cimentado en la sobreexplotación de los recursos hídricos, tanto superficiales como subterráneos y en su contaminación por los vertidos urbanos, industriales, agrícolas y ganaderos de las localidades ribereñas, practicamente sin ningún tratamiento como fórmula para abaratar costes y minimizar impuestos.
Desde Cieza en Murcia, hasta practicamente su desembocadura en Alicante cerca de Guardamar, se extiende una agricultura de regadío dimensionada para un volumen de agua muy superior al disponible, una irracional extensión de cultivos en base a las expectativas abiertas en uno de los mayores fiascos de la irracional planificación hidrológica imperante en el estado español: el trasvase Tajo-Segura. Nunca en sus muchos años de funcionamiento se han derivado más de 300 Hm3/año cuando se contaba con un volumen superior a los 1000.
Este modo de agricultura intensiva consume enormes cantidades de fertilizantes y plaguicidas, responsables de la contaminación difusa que envenena los suelos y las masas de agua durante largos periodos de tiempo y refuerzan la polución ocasionada por las empresas y por los vertidos urbanos.
Las administraciones públicas responsables, y muy en particular la Confederación Hidrográfica del Segura se han inhibido, cuando no han justificado estas prácticas. El actual presidente, Antonio Nieto, hacía las siguientes declaraciones en relación a la existencia de cadmio: “no se suele hacer seguimiento de este tipo de metales en las aguas, dado que no tienen que existir y si ocurre, debe ser un vertido concreto en un lugar determinado, que es lo que tendremos que detectar”. Dicho esto, sigue sin aportar la más mínima explicación de la presencia de este metal.
La solución, desde luego, no es únicamente el cumplimiento del Programa de Saneamiento del Ministerio de Medio Ambiente. Este consiste, básicamente, en la depuración de aguas residuales obligada por la Directiva Europea con una asignación de 21.977 millones de pesetas. Este programa es claramente insuficiente. No hay más solución que el diseño y realización de un Plan Integral de Recuperación del río Segura que aborde, tal como demandan conjuntamente las organizaciones de CC.OO implicadas, la Confederación del Pais Valenciá y la Unión Sindical de Murcia cuando menos las siguientes medidas:
Además, es necesario no solo vigilar el cumplimiento de los acuerdos o planes en las Comisiones de Seguimiento, sino también colaborar fomentando la participación social consciente y decidida. Si se cumplen estas condiciones es viable, a medio plazo recuperar un río que forma parte no solo de la vida económica y social, sino también del patrimonio cultural y ambiental de toda la cuenca.
Radiografía del programa
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Angel Muñoa
Dpto. Confed.de Medio Ambiente.
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