Uso de sustancias peligrosas en el sector de Hostelería

SAT. Salud, ambiente y trabajo.

¿DÓNDE SE ENCUENTRAN SUSTANCIAS PELIGROSAS?

Existen muchas sustancias que se pueden considerar peligrosas tanto para la salud como para el medio ambiente, que aparecen en la composición de los productos que se utilizan con frecuencia en los diferentes puestos de trabajo característicos de este sector. En estos productos se encuentran sustancias, cuyo etiquetado indica que poseen propiedades tóxicas y nocivas (disolventes orgánicos), inflamables (pinturas, aguarrás), corrosivas (desatascadores, ácidos, limpiadores de hornos y lavabos, productos para lavavajillas), irritantes (lejía, amoníaco, aguarrás), explosivas (aerosoles como purificadores de aire o pinturas) y peligrosas para el medio ambiente (CFCs, pesticidas). En el cuadro inferior se identifican algunos productos que pueden contener sustancias peligrosas y que se utilizan comúnmente en diferentes áreas del sector.

RIESGOS PARA EL MEDIO AMBIENTE

Todas las sustancias mencionadas pueden introducirse en el medio ambiente bien de forma accidental (derrame, fuga, etc.) o bien durante su uso, almacenamiento o cuando se convierte en residuo, pudiendo contaminar particularmente el aire, como consecuencia de su evaporación, el agua por deposición del aire o el vertido a las aguas residuales, o el suelo, por la deposición del aire sobre el suelo, el movimiento de aguas contaminadas o la aplicación directa. El uso de estas sustancias, por lo general, suele ser en cantidades pequeñas y dispersas, por lo que los problemas más importantes se producen más bien por el cúmulo de emisiones, vertidos o residuos de una concentración de hoteles en una misma zona o por la larga duración de la actividad, que por el vertido puntual de un hotel en concreto. El impacto medioambiental se agrava por el hecho de que frecuentemente la mayor intensidad de la actividad hotelera se concentra en zonas de elevado valor natural.

Como ya se ha apuntado con anterioridad, la gran diversidad de sustancias y de actividades empleadas en este sector impiden analizar (ni tampoco es el propósito de este estudio) los problemas medioambientales específicos de cada una de ellas. En cambio, se describirán algunos de los problemas más importantes que son: generación de aguas residuales, degradación de la calidad del aire, liberación de sustancias que degradan la capa de ozono, contaminación del suelo y gestión de residuos peligrosos.

Aguas residuales

Uno de los principales problemas es que muchas actividades de limpieza, mantenimiento, etc. requieren el uso de agua lo que implica la presencia de sustancias peligrosas contenidas en los productos y/o sus metabolitos (productos intermedios de la degradación) en las aguas residuales. Es posible que muchos hoteles, debido a su ubicación principalmente, no estén integrados en una red de alcantarillado que incluya una Estación de Depuración de Aguas Residuales (EDAR), sino que viertan sus aguas directamente al mar o a una fosa séptica o balsa similar cuya función justamente es de que se vayan filtrando las aguas en el subsuelo. La presencia de los contaminantes será seguramente muy baja, pero, como ya se ha dicho, el vertido contínuo, durante largos períodos de tiempo y posiblemente de otras instalaciones cercanas, puede contribuir a la dispersión y contaminación del suelo y de las aguas subterráneas.

Hay que prestar atención particular a la acumulación de fosfatos en el agua. El fósforo, al ser el factor más limitante del crecimiento de las plantas, es el principal responsable de la eutrofización (efecto que consiste en un exceso de fertilización y, por tanto, crecimiento masivo de algas y de especias vegetales acuáticas, para cuya degradación se consume el oxígeno disuelto en el agua, agotándolo para el resto de los seres vivos resultando en la muerte, particularmente, de peces). Los detergentes y productos de limpieza contribuyen, aproximadamente, con un 20% sobre el total de vertidos de fosfatos en el medio ambiente. Se ha documentado que entre el 30-60% de los embalses en el Estado Español, según diferentes fuentes, están eu trofizados. En algunos países como Holanda, se han tomado medidas para reducir las cargas de fosfatos en las aguas superficiales, que superaban ampliamente los valores límite, como es la reducción del uso de abono, la sustitución de fosfatos en detergentes y su eliminación en las plantas de depuración.

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También hay que evitar la presencia de compuestos tóxicos persistentes en el agua, como son los disolventes organoclorados o los metales pesados, que por su carácter persistente y bioacumulativo causan daños para muchos organismos acuáticos. Un riesgo añadido y frecuente es la consecuencia de que las EDAR carezcan de sistemas de tratamiento para todos los contaminantes procedentes de este sector, particularmente para sustancias organocloradas y fosfatos.

Capa de ozono

La capa de ozonose degrada como consecuencia de la liberación de algunas sustancias, bien directa (CFCs o HCFCs) o indirectamente (PERC se degrada en tetracloruro de carbono que también degrada la ozonosfera), con los efectos correspondientes ya mencionados sobre la vista y la piel. La fabricación de CFCs está prohibida desde el año 1996, con algunas excepciones, sin embargo, están aún presentes en prácticamente todos las circuitos de refrigeración y muchos sistemas de aire condicionado. Los HCFCs, fueron sus sustitutos durante muchos años, hasta que se determinó también su peligro para la capa de ozono, que siguen presentes como gases propulsores en botes de “sprays” o aerosoles, por lo que deben ser gestionados correctamente cuando terminen su vida útil con el fin de evitar que se liberen a la atmósfera.

Generación de residuos peligrosos

Los envases de pinturas, plaguicidas, algunos aerosoles, las pilas, los fluorescentes y bombillas de bajo consumo, las neveras, productos fitosanitarios y sus envases, botes de pintura, aceites de motor, medicamentos, sistemas de aire acondicionado, cartuchos de fotocopiadoras e impresoras, entre otros, tienen carácter de residuos peligrosos y, según la legislación, está prohibido su vertido con el resto de las basuras domésticas sino que deben ser gestionados como tal. En algunas Comunidades Autónomas, existe una red de “puntos limpios” donde se pueden llevar pequeñas cantidades de residuos peligrosos correctamente separados. En los lugares donde no exista esta posibilidad, puesto que las cantidades que se generan en este sector son muy pequeñas y los costes para su correcta gestión son elevados, la Administración debería planificar un día de recogida de estos residuos cada tantos meses (no más de 6 meses) para garantizar al máximo la protección del medio ambiente a un coste razonable.

Otros problemas: la contaminación del aire y del suelo

Los problemas de calidad del aire derivados del uso de sustancias peligrosas en este sector serán menores puesto que, por lo general, su contribución es mínima en relación a las otras fuentes (tráfico, industria, actividades agrícolas y ganaderas, etc.). No obstante, la emisión de múltiples sustancias al aire podría contribuir, junto a otras a las actividades de otros hoteles vecinos, a la degradación del aire localmente. Por ello, sería recomendable la sustitución en la mayor medida posible de productos peligrosos y de elevada volatilidad, como los disolventes orgánicos y, particularmente en forma de aerosol. La presencia de compuestos orgánicos volátiles (COV), como consecuencia del uso de disolventes, junto con otros contaminantes (NOx) en presencia de la luz solar contribuyen en gran medida a la formación de contaminantes fotoquímicos en el aire, como es el ozono troposférico, con problemas tanto para la salud como para los ecosistemas.

La contaminación potencial del suelo deriva de la aplicación directa de plaguicidas y fertilizantes químicos en el sector de jardinería. Aún tratándose de cantidades muy pequeñas y respetando las normas e instrucciones en la aplicación de los plaguicidas, la concentración de muchas actividades hoteleras en una misma zona podría provocar a largo plazo una notable contaminación del suelo.

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CRITERIOS DE ACTUACION

Una vez identificados los riesgos para la salud y para el medio ambiente, el orden de actuación debe obedecer a los siguientes criterios con el fin de obtener la mayor calidad de trabajo y de vida, que es el siguiente: 1º producción limpia o prevención, 2º minimización del riesgo a través de la aplicación de buenas prácticasy, en último lugar, la adopción de medidas de control o final de tubería (como son en el caso de disolventes, el uso de campanas de aspiración, depuración de las emisiones gaseosas, condensación y reutilización de los COVs, la utilización de equipos de protección individual (EPIs), etc.).

El esquema muestra el orden y la jerarquía de las actuaciones dentro del programa, que se orientan a la protección de la salud de los trabajadores/as, de los ciudadanos y del medio ambiente.

1. PREVENCIÓN

La Producción Limpia se puede entender como los cambios en los procesos, productos o materias primas que reducen, evitan o eliminan el empleo de sustancias tóxicas o peligrosas o la generación de subproductos peligrosos en la producción, de forma que se reducen los riesgos totales sobre la salud de los trabajadores/as, ciudadanos o el medio ambiente, en lugar de trasladar estos riesgos de un medio a otro.

Esta línea preventiva se traduce en la sustitución de los productos peligrosos que se han venido introduciendo lenta pero progresivamente, por efecto de la ecologización de la sociedad, resultado de una demanda cada vez mayor de productos “verdes”, “ecológicos” o, en general, menos peligrosos para la salud y para el medio ambiente. Por ello, una vía alternativa viable para evitar o minimizar el uso de sustancias peligrosas asociados a los trabajos de limpieza en el sector de hostelería sería la adquisición de productos de estas marcas que se identifican como “ecológicas”. Un ejemplo de alternativa es, por ejemplo, al uso de las pinturas convencionales son recomendables las de base acuosa, que contienen hasta un 80% de agua con pequeñas cantidades de disolvente para facilitar la dispersión de la resina. Es probable que estos productos no estén completamente libres de sustancias peligrosas, pero sí habrán logrado reducir, en mayor o menor medida, la concentración de los mismos o habrán escogido los menos peligrosos. Muchos hoteles en otros países han optado por este cambio buscando, además de ventajas ecológicas, ventajas de imagen en un mercado altamente competitivo.

No habría que descartar algunas alternativas naturales o caseras existentes para muchos productos de limpieza que podrían combinarse igualmente con las medidas anteriores. La relativa complicación para la preparación de muchos de estos productos o incluso su efectividad con suciedad muy acusada, limitan o condicionan su uso a escala industrial (no doméstica), puesto que requerirían una modificación en la política y organización del trabajo (por ejemplo, permitiendo un mayor tiempo para realizar las tareas sin que repercuta en las condiciones laborales, o realizando mayor limpieza de mantemiento o preventiva). A continuación se recogen algunas alternativas menos tóxicas a productos de la limpieza, consistentes en remedios más naturales, de uso tradicional y anterior a la actual proliferación de productos químicos, pero que aún conservan su validez.

  • Limpiador general: Bicarbonato sódico en agua; borato sódico (bórax), jabón y agua caliente.
  • Limpiahornos: Limpieza preventiva con mantenimiento, permiten el uso de limpiadores menos fuertes. Bicarbonato sódico, agua y sal.
  • Desatascadores: Mantenimiento preventivo. Agua hirviendo, bicarbonato sódico y vinagre; desatascador manual.
  • Ambientadores: Ventilación; astillas de cedro, periódicos, flores de lavanda.
  • Limpiadores de alfombras y moquetas: Extender bicarbonato y pasar la aspiradora.

2. BUENAS PRÁCTICAS

Si no resultara posible sustituir el uso de productos peligrosos, existen numerosas mejoras que se pueden realizar en el comportamiento o hábito de trabajo que permitirían reducir de forma significativa los riesgos medioambientales y de salud. Son los trabajadoras y trabajadores, con su experiencia laboral, su sentido común y algo de creatividad, quienes pueden desarrollar y aplicar la mayoría de estas “buenas prácticas”, no obstante, a continuación se mencionan algunas recomendaciones en este sentido:

ELECCIÓN Y COMPRA:

  • Asesorarse.
  • Elegir productos no peligrosos o los menos dañinos posibles.
  • Adquirir la cantidad precisa y evitar sobrantes.
  • Leer la etiqueta y comprobar la adecuación del producto.
  • Evitar el uso de aerosoles, particularmente los corrosivos.
  • Cuando sea posible evitar el uso de productos peligrosos (jabón neutro, bayeta ecológica...).

ALMACENAMIENTO:

  • Leer la etiqueta.
  • Mantener un inventario continuamente actualizado.
  • Separar los productos peligrosos (tóxicos, inflamables,...) de los que no lo son.
  • Separar los productos ácidos de los básicos.
  • No apilar muchas cajas.
  • Mantener lejos de fuentes de calor (lámparas, radiadores,...), chispas (enchufes...) o desagües y alcantarillas.
  • Proteger de la luz solar.
  • Mantener cerrados correctamente los envases .

USO:

  • Asegurar y leer la etiqueta obligatoria de productos peligrosos.
  • No mezclar productos si no lo aconseja el fabricante.
  • No realizar trasvases de productos a recipientes sin etiquetar.
  • Dosificar correctamente.
  • Cerrar correctamente los envases.
  • Evitar derrames y restos en la aplicación.
  • Utilizar equipos y tomar medidas de protección.
  • Manipular los productos peligrosos con cuidado, evitando golpes y movimientos bruscos.

RESIDUOS, VERTIDOS Y EMISIONES:

  • Separar los residuos correctamente.
  • No quemar ni enterrar los envases y residuos.
  • Evitar los vertidos líquidos incontrolados.
  • Tratar adecuadamente los residuos peligrosos.
  • Evitar la liberación a la atmósfera de sustancias que degradan la calidad del aire, así como, la capa de ozono.

Referencias:

  • Diccionario McGraw-Hill de Química.
  • Haz algo por la ecología.
  • Campaña: Conoce lo que usas.
  • Commercial Cleaning Supplies.
  • Curso Monográfico de depuración, vigilancia y control de aguas.
  • Daphnia. Nº 1, 2 y 12.
  • Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo.
  • Handbook of Hazardous Materials. Ed. Morton Corn, 1993.
  • Intoxicaciones por productos industriales (I).
  • Prosperity without solution.
  • Revision of the Priority Substances List.
  • Riesgo tóxico: sustituir es posible.
  • Toxicología Industrial e Intoxicaciones Profesionales.

Para más información sobre las fuentes, contactar con Estefanía Blount. C/ Fernández de la Hoz, 12. Tel.: (91) 319 76 53. Fax: (91) 310 48 04

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