El proyecto SUBSPRINT está enmarcado dentro del programa SPRINT, de la Dirección General XIII de las Comisiones Europeas, cuyos principales objetivos van encaminados a:
Este proyecto tiene como fin prioritario la sustitución de disolventes orgánicos en los trabajos de limpieza de las máquinas offset, por aceites de origen vegetal.
Los disolventes orgánicos que se emplean en la actualidad (gasolinas, bencinas, aguarrases y derivados...), afectan a la salud laboral provocando entre otras cosas, dermatitis, problemas respiratorios, alteraciones nerviosas, disfunciones hepáticas y renales, lesiones cerebrales (como lo demuestra el estudio de investigación realizado en Dinamarca en la década de los 80 donde se detectaron 596 casos de lesiones cerebrales de los 5.620 impresores censados), etc. También afectan negativamente al medio ambiente, contribuyendo al deterioro de la capa de ozono, al efecto invernadero, a la contaminación atmosférica (generando ozono troposférico, compuesto tóxico cuando está presente en las capas bajas de la atmósfera), la contaminación de las aguas subterráneas, etc.
Los disolventes orgánicos son sustancias extremadamente volátiles, se estima que entre el 60% y el 90% de disolvente empleado se volatiliza, teniendo en cuenta que en la industria gráfica off-set en Europa emplea a 675.000 trabajadores, de los que 120.000 trabajadores se ven directamente afectados por el uso diario de estos productos altamente tóxicos. Según estimaciones de la U.E. el consumo anual de disolventes es de 100 millones de litros, lo que hace que estemos ante un problema de gran magnitud.
Por estos motivos, la Comisión de Naciones Unidas para Europa recomienda la reducción de disolventes orgánicos en un 30% para el año 2.000, aunque algunos países llegan más lejos (Dinamarca, Alemania y Holanda) proponiendo una reducción del 50%.
La utilización de aceites vegetales además de presentar ventajas en cuanto a la salud laboral y al medio ambiente, también presenta ventajas desde el punto de vista económico: no se necesitan cambios en la maquinaria, sólo en los hábitos de trabajo; pueden almacenarse en grandes cantidades lo que abarata costes, pues no son productos que entrañen riesgos de inflamarse o explotar; no necesitan de sistemas de extracción de gases, pues no son productos volatiles; ahorran en seguros contra incendios; el precio final es el mismo, pues aunque cuesta tres veces más se utiliza 1/3 menos.
Esta técnica fue desarrollada en Dinamarca con notable éxito en los 80, en la actualidad el 50% de las imprentas danesas y el 30% de las alemanas utilizan aceites vegetales en los trabajos de limpieza.
La Confederación Sindical de CC.OO. del País Valenciano está desarrollando el proyecto SUBSPRINT en el Estado español desde el año 1992. Esta iniciativa contribuye a resolver los problemas de salud derivados de la exposición a estas sustancias y optimiza la calidad medioambiental. En muchas ocasiones, la conceptualización del término tecnologías limpias se restringe a la consideración de aspectos medioambientales, olvidándose de los aspectos que hacen referencia a la salud laboral. Por este motivo, resulta de gran interés impulsar desde el sindicato un proyecto europeo que contempla ambas vertientes y siempre desde una óptica preventiva.
Entre las principales líneas de actuación de este proyecto cabe destacar:
En el proyecto SUBSPRINT colaboran numerosas entidades europeas: Universidad South Bank de Londres, Universidad de Amsterdam, Universidad Politécnica de Copenhagen, Oeko-Fonds (Consultora medioambiental), Kooperationsstelle Hamburg (Fundación empresa-universidad-sindicatos), Instituto Tecnológico de Islandia, etc... Comisiones Obreras, promovido originalmente por CC.OO. del País Valenciano, es en estos momentos el único representante del Estado Español y el único sindicato participante.
En un principio, el período de ejecución del proyecto en nuestro país finalizaba en 1994, pero las aportaciones y actividades realizadas en los dos últimos años por Comisiones Obreras han sido valoradas muy positivamente por la Comisión Europea, lo que ha motivado que se amplíe el período de ejecución hasta 1996. Esta segunda fase del proyecto se realiza en Valencia y en Madrid, con la colaboración de la Unión Regional de Madrid.