Prevenir los riesgos laborales derivados del cambio climático: iniciativas sindicales

Berta Chulvi. Periodista

La respuesta de CCOO a los retos que plantea el cambio climático se produce también en el área de salud laboral. En este artículo recogemos experiencias y visiones de representantes sindicales que trabajan en el campo de la prevención de riesgos laborales.

Introducir la prevención de riesgos laborales derivados del cambio climático en la negociación colectiva es una prioridad para CCOO. Elena Blasco, secretaria de Salud Laboral y Medio Ambiente de la Federación de Construcción y Servicios de CCOO nos explica los convenios en los que se ha conseguido este objetivo: “En todos los convenios colectivos provinciales del sector de la construcción de Andalucía y Extremadura se han incluido clausulas que modifican horarios y establecen reducción de jornada para hacer frente a las temperaturas extremas en los meses de verano. Por ejemplo, en verano, se puede trabajar sólo de 7 a las 14.00 horas. Además, en el V Convenio General de la Construcción, en el artículo 198, que habla de factores atmosféricos, se establece la obligación de proteger a los trabajadores de las inclemencias atmosféricas para que no comprometan su seguridad y su salud, y que cuando las temperaturas sean extremas, especialmente en olas de calor, se tomen medidas preventivas como la modificación de horarios. Además, la crema solar de protección 50 se considera un equipamiento de protección individual obligatorio”.

La acción sindical no acaba ahí: “Estamos exigiendo -explica Elena Blasco- que se imparta formación e información a los trabajadores y trabajadoras sobre los riesgos derivados de los fenómenos climáticos extremos, que no sólo tienen que ver con el calor, sino también las cualquier otro efecto climatológico adverso que afecte directamente a la salud y a la seguridad de los trabajadores y trabajadoras expuestos en nuestros sectores. Un aspecto que nos parece fundamental es que se incorpore esta perspectiva en la vigilancia de la salud, y se valore la sensibilidad de los trabajadores y trabajadoras a temperaturas extremas, para que los prevencionistas sepan con que personas hay que introducir medidas especiales ante estos episodios ”.

Manuel Paredes, técnico de la Secretaria de Salud Laboral de la Federación de la Construcción y Servicios relata algunas intervenciones del sindicato en este sentido: “En visitas a obras, tanto de edificación como de obra civil, la petición más reiterada, que en muchas ocasiones se ha conseguido, es la introducción de sombras, fijas o móviles, según sea el caso. Otra de las medidas que podemos reseñar es el establecimiento de protocolos para que se suministre agua fresca de manera continuada a los trabajadores, que sirve también para controlar que se para, cada cierto tiempo, a beber. Otras intervenciones han consistido en flexibilizar el uso de casco en verano y su sustitución, si éste no es imprescindible para la tarea concreta que se está realizando, por el uso de un sombrero de ala ancha o una gorra. Lo mismo ocurre con las gafas de protección, las habituales acumulan mucho calor y no protegen del sol, así que se ha pedido que se sustituyan, por unas gafas con protección solar y cuando sea posible por unas gafas de sol más ligeras polarizadas. Esto se ha conseguido ya en empresas grandes, pero también se está introduciendo en empresas pequeñas. Otra demanda que a veces se ha conseguido son chalecos de alta visibilidad que sean transpirables. En algunas empresas se ha conseguido introducir un chaleco de alta visibilidad refrigerante mediante un hidrogel. Todas estas son medidas que hemos conseguido mediante acción directa en las visitas de obra, negociando y aportando soluciones a la dirección facultativa de las empresas que ejecutan esas obras, y en ocasiones, en las empresas más grandes, mediante acuerdos en los comités de seguridad y salud”

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Carlos Braña, responsable de industria agroalimentaria en la Federación de Industria de CCOO- Asturias, plantea la necesidad de un convenio estatal para el sector agropecuario que recoja, entre otras cuestiones, la prevención de estos riesgos derivados del cambio climático. “La agricultura es extremadamente vulnerable al cambio climático. El aumento de las temperaturas termina por reducir la producción de los cultivos deseados, a la vez que provoca la proliferación de malas hierbas y plagas. Además, los cambios en los regímenes de lluvias aumentan las probabilidades de fracaso de las cosechas a corto plazo y la reducción de la producción a largo plazo” explica Carlos Braña.

Carlos Braña denuncia que “las altas temperaturas, llegando a veces a ser extremas, en las que se trabaja en el campo provocan enfermedades relacionadas con el calor (erupciones cutáneas, quemaduras, calambres, síncope por calor, deshidratación, agotamiento por calor y golpe de calor) y el agravamiento de enfermedades cardiovasculares y respiratorias”. La inexistencia de un convenio para el sector agropecuario a nivel estatal dificulta de forma importante la prevención de estos riesgos. Braña señala convenios de ámbitos territoriales más reducidos para poner ejemplos sobre cómo está interviniendo la representación de los trabajadores en este ámbito: “por ejemplo, el Convenio Colectivo agropecuario de la provincia de Castellón, recoge en su artículo 27 sobre trabajos tóxicos que la jornada de trabajo cuando se realizan trabajos tóxicos, podrá verse interrumpida cuando por motivos de altas temperaturas o vientos fuertes, que puedan afectar a la salud de los trabajadores. O el Convenio Colectivo agropecuario de la provincia de Alicante que recoge, en su artículo 18 sobre jornadas especiales, que en el trabajo en invernaderos, cuando la temperatura interior exceda de 38 grados, se concederá un descanso de 10 minutos por cada hora de trabajo, no compensable ni en jornada ni económicamente. Para los meses de verano, en todos los casos, salvo la trilla a mano, habrá una interrupción mínima de 3 horas al medio día, para la comida y el descanso”.“También en Extremadura – señala Braña- el convenio colectivo del campo recoge, en su artículo 12 sobre la jornada laboral y descansos que en recolecciones y jornada intensiva, que su duración será de seis horas y media, y dentro de esta jornada y formando parte de la misma, se dispondrá de un descanso de 15 minutos por cuenta de la empresa”.

Los trabajadores y trabajadoras del sector agropecuario están en estos momentos en lucha para conseguir un convenio estatal y ya dieron un paso importante con la constitución de una mesa negociadora del sector a nivel estatal en enero de 2016. La plataforma que se presentó en esa mesa negociadora incluye, en su artículo 74 sobre condiciones mínimas en materia de prevención, el golpe de calor y el cáncer de piel por exposición solar.

También desde el área agroalimentaria de CCOO-Industria se desarrolló el estudio de la “huella ecolaboral”, con la colaboración del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, las patronales agroalimentarias y de la distribución y las asociaciones de consumidores, facilitando datos de varios productos agroalimentarios (aceite, yogurt, ensalada cuarta gama, tomate, quesos, pymes sector cárnico…) y realizando un análisis de su ciclo de vida desde el campo hasta la mesa. Como explica Braña: “Se calcula la “huella de carbono”, esto es el CO2, que se genera desde la plantación del producto hasta que está en el lineal del supermercado y paralelamente se calcula la “huella laboral” que sale de una serie de ítems como las condiciones laborales, la formación, la prevención de riesgos laborales, etc. Dando como resultado lo que llamamos “huella ecolaboral”, con un etiquetado como los electrodomésticos con las letras A, B, C y D”.

Roberto Romeral, ingeniero técnico forestal que trabaja en INFOMA (Madrid) perteneciente a la Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO, plantea distintas negociaciones que han llevado a las mesas de Seguridad y Salud de INFOMA con el objetivo de prevenir los riesgos laborales derivados del cambio climático: “por ejemplo, hemos conseguido que a los puestos de vigilancia se les proporcione una garrafa de agua de 25 litros que se recarga cuando se finaliza, que se incluyan mochilas de hidratación en los trabajos de extinción de incendios y que las tareas preventivas ligeras que suponen trabajo en monte se suspendan a partir de determinadas temperaturas extremas. También, por supuesto, la introducción de sombras fijas, cremas solares, cubrenucas o sobreros de ala”. Romeral señala el esfuerzo que hacen para reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera: “en los trabajos preventivos priorizando la eliminación de restos vegetales mediante astillado frente a la eliminación mediante quema”.

Adrian Stefanino, delegado de prevención en La Muñoza, una zona industrial de Iberia en Madrid, ha planteado medidas preventivas en su centro de trabajo: “la temperatura en los hangares en los que trabajamos no bajaba de 25 o 27 grados y estuvimos probando sistemas de refrigeración en un ambiente de trabajo que es difícil de enfriar porque son superficies muy grandes que se abren cada vez que entra o sale un avión. En el Comité de Seguridad y Salud planteamos un sistema de enfriamiento adiabático móvil, que se puede trasladar de un lugar a otro y que no sólo consigue bajar las temperaturas sino que también humedece el ambiente y la empresa lo incorporó” explica Adrian Stefanino. Estas y otras iniciativas de los delegados de prevención o delegados de medio ambiente ponen de manifiesto que se trata de una importante fuerza de transformación en la empresa para luchar contra el cambio climático y sus efectos.

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